Activistas denuncian que el gran vertido de ácido sulfúrico en un río del norte de México significa un “golpe mortal” al medioambiente y rechazan que sea la minera responsable del derrame quien se encargue de los estudios del agua en los próximos años.
La gubernamental Comisión Nacional de Agua (Conagua) ha contratado a un laboratorio privado internacional para analizar la calidad del agua del río Sonora, contaminado el 6 de agosto con el derrame accidental de 40.000 metros cúbicos de ácido sulfúrico por parte de la mina Buenavista del Cobre del municipio de Cananea.
Este vertido provocó el cierre de pozos en comunidades de al menos siete municipios de la región de Sonora (noroeste), fronteriza con Estados Unidos.
“Es un golpe mortal para el río Sonora”, denunció Jorge Acedo, presidente de la organización civil Súmate a Cananea y exlíder de un sindicato de la mina en la década de 1980.
Hasta el momento el laboratorio ha tomado 56 muestras de diferentes puntos del río y cuenta con el resultado de 40 de estas, aunque no los ha difundido. “Los exámenes continuarán hasta que demuestren que el agua no representa algún riesgo para la salud humana”, indicó la Conagua el miércoles en un comunicado.
Más adelante, Conagua dijo que la responsabilidad de analizar el río, que suministra agua para unos 20.000 habitantes, durante los próximos cinco años será de la mina Buenavista del Cobre, una de las más grandes del mundo con una producción anual de 200.000 toneladas que está siendo ampliada para llegar a 510.000 toneladas en 2016.
“¿Por qué no lo sigue haciendo la Conagua? Es ilógico”, dijo a la AFP Rafael Chávez, integrante de Súmate a Cananea, conformada por extrabajadores de la mina y residentes de esta localidad de 32.000 habitantes.
- Empresa afronta posible sanción -
Los pobladores de esta árida región han expresado su temor de que persistan riesgos a la salud o a las tierras de las comunidades ribereñas en el futuro.
Incluso desconfían de comer sus cultivos o carne de reses que podrían haber tomado agua del río el día del derrame del que, sin aviso de las autoridades, solo se enteraron al ver cambiar el color del caudal de un verdoso transparente a un súbito rojizo.
Chávez cree que, en caso de registrarse alguna afectación futura, “sería la empresa muy tonta para decir: ‘sí estoy contaminando’. Nunca va a dictaminar que es causa de lo que hizo”.
Jorge Acedo reclama al gobierno que lleve durante los próximos cinco años a ambientalistas a la zona “y que sean ellos los que digan que no es tóxico”.
La mina, que ocupa una inmensa extensión de Cananea en cuyos terrenos circula casi un centenar de camiones de carga con capacidad para 300 toneladas de piedras, ya está contaminando otras zonas desde hace años, sostuvo Acedo.
“La contaminación de los alrededores de la mina de Cananea es mucho mayor que la del río”, concluyó el activista.
Javier García, presidente de Minera México -parte del gigante minero Grupo México y administradora de Buenavista del Cobre-, dijo a la AFP que corresponde a las autoridades “determinar” los riesgos presentes y futuros que existen por el derrame.
El accidente ocurrió cuando el ácido sulfúrico usado en el proceso para obtener el cobre en esta mina a cielo abierto alcanzó una pequeña represa en construcción y la rebasó debido a las intensas lluvias de los últimos días.
“Lamentamos mucho esto y nos solidarizamos con la población, y no nos preocupan las sanciones” eventuales que impongan las autoridades ambientalistas, añadió García.
El ejecutivo sostiene que las muestras que la empresa pidió analizar inmediatamente después del derrame a la Universidad Autónoma de Sonora indican que el riesgo prácticamente ha desaparecido.
“Por la experiencia que tenemos de varios años, sabemos que esas soluciones son básicamente de fierro y cobre y que (…) tienen una parte por millón de varios otros elementos que ya existen en la naturaleza”, comentó.