Desde Polonia un artista logró arrebatar al mundo un idioma oculto y silenciado. Una realidad incrustada entre pinceles e ironía que consiguió reflejar una crítica creciente y consciente a la vez, la cual se apoderó de pequeñas viñetas destinadas a poner a trabajar la reflexión.

Pawel Kuczynski, de 39 años, se ha dedicado a dibujar desde que egresó de la Academia de Bellas Artes en el 2001. Dos años después, luego que sus amigos lo incentivaran a participar en un concurso de caricaturas, descubrió su vocación por plasmar en satíricos dibujos la cotidianidad.

Entre sus contenidos, destaca aquellos defectos que la sociedad ha adherido a su cultura e idiosincrasia casi por costumbre, evidenciando la codicia, suciedad y falta de coherencia en el hombre. De sus mayores criticas destacan el daño medioambiental, la relación entre el humano y el poder, y las enormes brechas sociales.

Las impactantes temáticas de sus exposiciones consiguieron llenar de premios y reconocimientos al artista. El último de sus galardones lo obtuvo en 2012 en el Salón Internacional del Cómic de Asturias, donde fue premiado con el Haxtur de humor. En la convocatoria, Kuczynski calificó al arte actual como “demasiado poético y elevado” destacando que con la sátira es más fácil transmitir un mensaje.

En tanto, las ilustraciones de este autor están creadas a partir de lápiz y papel, en algunos casos, acuarela y pincel, desechando totalmente el uso de las herramientas de intervención digital adaptadas por los gráficos en la última década.

Sin duda, este dibujante logra trasmitir rápidamente el mismo mensaje que buscan entregar muchos libros, sin embargo, el exhaustivo trabajo de la lectura impide a varios el traspaso de información. Después de todo, es el tiempo de la ilustración y el apogeo de los pinceles.

Con más de noventa premios bajo el brazo, el ilustrador sólo tiene un propósito detrás de los colores: llegar a la conciencia. Pues, “los artistas pueden cambiarlo todo”, señaló con nobleza en una exposición en el Salón de Cómic de Gijón en España, manifestando a través de sus dibujos el crítico trabajo de la observación social.