La Corporación Nacional del Cobre, Codelco, está frente a notables desafíos. Son de largo aliento y la manera cómo los aborde y los resuelva determinarán cuánto y cómo la estatal podrá seguir aportando recursos al Estado.
Hoy, Codelco no tiene presidente ejecutivo. El nuevo directorio, cuyo presidente es el economista Óscar Landerretche, resolvió sacar de ese cargo a Tomás Keller y nombrar como interino a Octavio Araneda.
Al irse, Keller dijo que los altos costos de Codelco son un problema a resolver, y mencionó entre éstos los grandes beneficios que tienen los trabajadores, poniendo como ejemplo que cada tres años las negociaciones de reajuste de sueldo se saldan con el pago de un bono de 16 millones y medio de pesos por cada trabajador.
Pero ese bono de 16,5 millones es un bono de mercado. Codelco, de hecho, ha crecido compitiendo con mineras privadas. Sus bonos están en esa lógica.
Landerretche, al mencionar los desafíos de la empresa, dijo que enfrentarlos “requiere un nivel de unidad en la compañía que yo, honestamente y con mucha sinceridad, llegando, no lo observo”.
Lo que queda como pregunta es si Landerretche y Codelco quieren un compromiso de los trabajadores que vaya más allá que su relación de mercado entre empresa y trabajador. ¿Es eso posible?