Miles de manifestantes prorrusos se apoderaron de nuevos edificios públicos en el este de Ucrania este martes, en momentos en que Moscú acusaba a los países occidentales que le impusieron nuevas sanciones de resucitar la “Cortina de Hierro”.
En el este de Ucrania la situación seguía siendo muy tensa este martes, al día siguiente de una jornada de violencia en varios lugares.
Unos 3.000 manifestantes favorables a Rusia ocuparon un edificio de la administración regional en Lugansk. Unos veinte jóvenes con barras de hierro rompieron una ventana para ingresar en el edificio, que no estaba vigilado por la policía, mientras la multitud esperaba afuera para entrar.
Posteriormente, también este martes, unos mil manifestantes prorrusos, apoyados por unos cincuenta hombres armados, lanzaron un asalto contra la comisaría de Lugansk, donde también controlaban un tribunal.
Los locales de los servicios de seguridad de esta ciudad de 465.000 habitantes, capital de la región del mismo nombre, ya estaban ocupados desde principios de abril.
En total, las fuerzas favorables a Rusia ocupan edificios públicos, entre ellos ayuntamientos, comisarías y servicios de seguridad, en una docena de ciudades.
En este contexto, el presidente interino de Ucrania Olexandre Turchinov declaró, también este martes, que “los acontecimientos en el este han ilustrado la inacción, la impotencia y a veces la traición criminal de las fuerzas del orden en las regiones de Donetsk y Lugansk”.