El presidente venezolano, Nicolás Maduro, se reúne este lunes con gobernadores para preparar su llamado al diálogo nacional del miércoles y responder a una ola de manifestaciones que han dejado catorce muertos en casi tres semanas.
En busca de un “diálogo nacional”, Maduro, heredero político del difunto presidente Hugo Chávez, ha convocado encuentros con las mujeres por la paz, los ancianos y este lunes con el Consejo Federal con los gobernadores.
Sin embargo, los analistas son escépticos acerca del real alcance del diálogo, y muchos creen que esta convocatoria no es más que un intento de ganar tiempo para aplacar la fuerte ola de disturbios.
“El gobierno está percibiendo crecientes costos entre la opinión pública nacional e internacional y con este diálogo busca una suerte de apaciguamiento”, afirmó el analista, John Magdaleno.
Pese a una relativa calma desde el sábado, el mismo día en lo que fue la mayor concentración opositora en casi un año, los incidentes violentos continúan.
En la occidental San Cristóbal, cuna de las protestas, un joven murió este lunes al caer desde una azotea cuando intentaba ponerse a cubierto de los gases que arrojaba la Guardia Nacional Bolivariana para dispersar una manifestación.
En Valencia, tercera urbe del país, la Guardia Nacional dispersó con gases y balas de goma a grupos que bloquearon uno de los accesos a la ciudad, relataron testigos citados por el diario El Carabobeño.
Cerca de la autopista que une Caracas con los acomodados suburbios del este, grupos de manifestantes erigían barricadas para cortar carreteras. Pero cuando llegaba la policía a desarmarlas, corrían a montar los cortes en otros sitios.
“Nos quitaron hasta el miedo”, rezaba la pancarta de una manifestante, “Resistencia sí, playa no”, escribió otro en el mismo sitio haciendo referencia a los inminentes feriados de carnaval.
Este lunes llegaron al palacio presidencial de Miraflores un grupo de motociclistas en apoyo a Maduro. Este sector ha generado gran polémica en el país tras las denuncias de que grupos armados ilegales cercanos al chavismo se movilizan en motocicletas para intimidar o reprimir a manifestantes opositores en la calle.
No obstante, los opositores, convocados básicamente por las redes sociales y sin un llamado órganico claro, prometen mantener la protesta incluso durante las festividades.
“Va a haber carnaval”
“Va a haber carnaval, va haber parranda, fiesta, disfraces… que viva el carnaval venezolano”, dijo el domingo el presidente respecto del inminente período vacacional. El ministerio de Turismo ya anunció hace semanas que se había agotado la abundante oferta hotelera en las zonas de playa para ese feriado.
Maduro califica las manifestaciones que atraviesa Venezuela desde el 4 de febrero como un “golpe de estado en desarrollo” del que responsabiliza a la oposición interna, la que según él, estaría financiada por Estados Unidos y el ex presidente colombiano Álvaro Uribe.
El principal líder opositor y gobernador del rico estado de Miranda, Henrique Capriles, derrotado por Maduro en las presidenciales de abril por escaso margen, aún no decidió si irá a la reunión con los gobernadores de este lunes, “después de tanta mentira e insulto”.
La manifestación del sábado, cuando al menos 50.000 personas asistieron a un mitin convocado por Capriles, parecieron ratificar el liderazgo del gobernador, quien había cedido protagonismo a los sectores radicales de la oposición.
“Queda demostrado que el liderazgo de Capriles sigue en pie”, señaló el analista político Ángel Oropeza, profesor de la Universidad Simón Bolívar.
El sábado Capriles llamó a que las manifestaciones prosigan en paz, algo que pareció consolidarse entre domingo y lunes.
Desde el 23 de enero un sector de la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática propugnaba la política de ocupar la calle para forzar un cambio de gobierno bajo el lema “la Salida”.
Capriles tomó distancia de esa táctica, mientras que uno de sus impulsores, Leopoldo López, fue detenido bajo diversos cargos.
A partir del 4 de febrero grupos estudiantiles en San Cristóbal, que crecieron bajo 15 años de chavismo, salieron a manifestar por la inseguridad en las casas de estudio, tras el intento de violación y robo de una joven en la Universidad de Los Andes.
Progresivamente las manifestaciones se extendieron a todo el país, se sumó el sector radical de la oposición, se añadieron reclamos por la inflación y la represión policial, y comenzaron a producirse desmanes que ya han dejado al menos diez muertos, seis de ellos por heridas de bala.
La semana pasada el arzobispo de Caracas, Jorge Urosa, denunció cuando los enfrentamientos alcanzaban su clímax, que “hay muchos grupos armados que parecen no pertenecer a los cuerpos de seguridad del Estado. Yo no entiendo por qué esos grupos armados están actuando de manera libre, impunemente”.
Maduro, quien ha negado la existencia de paramilitares oficialistas, denuncia por el contrario la existencia de sicarios reclutados por opositores “golpistas” y prometió en televisión “echar del chavismo” a quien esté armado.