El portavoz del COI, Mark Adams, confirmó este jueves en Sochi la renuncia de la esquiadora y su padre, sin entrar en detalles sobre esta situación, que resulta delicada para el organismo.
Y es que la regla 50 de la Carta Olímpica estipula que “ningún tipo de manifestación o propaganda política, religiosa o racial está autorizada en un lugar, sede o cualquier otro emplazamiento olímpico”.
De hecho, el COI rechazó, según el Comité Olímpico Ucraniano, una petición realizada el miércoles que pedía que los atletas ucranianos pudieran llevar un brazalete negro en señal de luto tras las decenas de muertos en su país.
La petición podría haber sido analizada como un “signo político” y Adams afirmó que el COI y el Comité Ucraniano mantuvieron un encuentro informal, tras el cual se decidió que los deportistas no iban a llevar los brazaletes.
El presidente del Comité ucraniano, el mítico expertiguista Sergei Bubka, confirmó la versión, apuntando que un gesto así no respondería al “espíritu de la Carta Olímpica”.
De esta manera, los deportistas tuvieron que compartir su luto por otras vías, como un minuto de silencio el miércoles por la noche en la Villa Olímpica.
Bubka, que es también miembro del COI, indicó que le produce “una gran simpatía que atletas ucranianos quieran llevar un brazalete negro por los sucesos trágicos de Ucrania”.
Pero recordemos que el asunto de los brazaletes negros ya había provocado polémica en estos Juegos de Sochi, esto cuando el COI había reprendido a Noruega después de que las integrantes del equipo femenino de esquí de fondo llevaran brazaletes negros en memoria del hermano fallecido de una atleta.
A falta de brazaletes, el Comité Olímpico Ucraniano comunicó el jueves que a las banderas ucranianas izadas en la Villa Olímpica se les añadiría un lazo negro.