Un contingente de 24 militares ingenieros de Venezuela se desplazaron a la ciudad amazónica de Trinidad, en el noreste de Bolivia, para trabajar en el mantenimiento de un dique, ante el riesgo de una inundación por las lluvias, informó este domingo una fuente oficial.
Los uniformados venezolanos integran, junto a sus pares bolivianos, la Fuerza Binacional de Ingeniería Social (FBIS), que en 2008 construyó un deflector de 8,2 kilómetros en la ciudad de Trinidad, amenazada históricamente por la crecida del río Mamoré que baña buena parte del poblado de unos 92.000 habitantes.
El dique de tierra ha sido hasta ahora muy útil para contener la crecida de las aguas, aunque el gobierno boliviano optó por reforzar la obra en prevención de una inundación.
“Vamos a realizar un trabajo de mantenimiento del dique, trabajo de apertura y mantenimiento de vías y todo el trabajo que vaya en beneficio de la gente afectada”, dijo el comandante de la FBIS, el coronel venezolano Benjamín Chacón, entrevistado por el canal estatal boliviano de televisión en la ciudad de Trinidad (noreste), capital de la región de Beni.
Explicó que trabajarán con “retroexcavadoras, volquetas, compactadoras y motoniveladoras”. No se ha precisado aún cuántos militares bolivianos se unirán a las tareas.
El gobierno de Evo Morales ha desplazado una treintena de aeronaves, moviendo hasta ahora unas 250 toneladas de ayuda, mientras se espera la incorporación de naves privadas, como 2 helicópteros MI8 rusos, y la llegada de cascos azules argentinos.
La región de Beni, con prominente vocación ganadera, es una de las más castigadas por las inclemencias del tiempo, junto a Cochabamba (centro), Santa Cruz (este), La Paz (oeste) y Pando (norte).
Los canales de televisión han seguido mostrando imágenes de los efectos de los fuertes temporales: poblados enteros de indígenas pobres bajo agua, aborígenes desplazándose a zonas urbanas para recibir ayuda y empresarios arriando a su ganado a zonas altas.
Según un último recuento oficial, la turbulencia de las aguas ha elevado a 55 la cifra de muertos y a 55.645 el número de familias damnificadas. Once personas permanecen desaparecidas como efecto de las riadas.
Además, ha dañado 39.289 hectáreas de cultivos y provocado destrozos no cuantificados en puentes y caminos.
El gobierno decretó hace más de dos semanas la emergencia nacional a fin de destinar mayores recursos públicos para responder a la situación y movilizó a militares y personal de rescate a las zonas afectadas.
La temporada de lluvias, que suele comenzar en noviembre y durar hasta febrero, se adelantó a finales de septiembre y se prolongará hasta marzo.