El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) afirma estar “horrorizado” por “la crueldad de los autores de los asesinatos y de las mutilaciones de niños” en la República Centroafricana e indignado “por la impunidad con la que actúan”.

“Estas últimas semanas estuvieron marcadas por niveles de violencia sin precedentes contra los niños en ataques confesionales y de represalia por parte de milicias antibalaka [de mayoría cristiana] y de ex combatientes Seleka [musulmanes]“, afirma la organización en un comunicado.

“Cada vez toman como blanco a más niños debido a su religión o a la comunidad a la que pertenecen”, sostiene el director regional de Unicef para África occidental y central, Manuel Fontaine, citado en el texto.

“Un país donde los adultos pueden, con total impunidad, tomar cruelmente como blanco a niños inocentes, no tiene futuro”, dijo, y añadió: “Es imperativo poner fin a la impunidad”.

Según esta fuente, “al menos 133 niños murieron y quedaron mutilados, algunos de forma especialmente horrible”.

“Unicef verificó casos de niños decapitados y mutilados intencionalmente y sabe que niños heridos en los tiroteos tuvieron que ser amputados porque la inseguridad les impidió acudir al hospital a tiempo para un tratamiento”, recuerda el comunicado.

“Todos los grupos cometieron actos violentos pero la focalización reciente en la población musulmana trajo consigo la evacuación de comunidades enteras y un aumento significativo del número de niños no acompañados, separados de sus familias”, recalcó Unicef.

El caos en la República Centroafricana empezó en marzo de 2013 con el golpe de Estado de Michel Djotodia, jefe de la coalición rebelde Seleka, mayoritariamente musulmana, que luego se convirtió en presidente.

Pero el pasado 10 de enero fue obligado a dimitir por su incapacidad para evitar las matanzas entre sus antiguos partidarios y las milicias antibalaka, de mayoría cristiana.