El jefe de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, anunció este domingo que la conferencia de paz de Siria, que se supone debe reunir al régimen y a la oposición, se llevará a cabo el 23 de noviembre en Ginebra.

Así lo informó a la prensa Arabi, tras reunirse con Brahimi, el emisario conjunto de la Liga Árabe y de Naciones Unidas para Siria, en la sede del bloque en El Cairo.

“Se ha decidido que la conferencia Ginebra-2 tendrá lugar el 23 de noviembre. Se están llevando a cabo preparativos para esa conferencia”, declaró Al Arabi.

El diplomático añadió que países árabes y occidentales se reunirán el martes con la oposición siria para convencerla de que participe en la conferencia llamada Ginebra-2.

Brahimi advirtió poco después que la conferencia no podrá celebrarse sin la participación de una oposición siria creíble, realzando la principal dificultad de la cita.

Dicha reunión, señaló Brahimi, “no se celebrará sin una oposición creíble, que represente a una parte importante del pueblo sirio opuesto” al gobierno de Bashar al Asad.

La oposición, muy dividida, debe decidir la semana entrante en Estambul si participa en la conferencia Ginebra-2.

El Consejo Nacional Sirio, su principal componente, dijo claramente hace una semana que no se va a sentar a negociar con el régimen en la ciudad suiza.

Brahimi añadió que viajará ahora a Catar y a Turquía, dos países que apoyan a la oposición siria.

Luego irá a Irán, principal apoyo del régimen de Damasco, a Siria y por último Ginebra, donde hablará con representantes de los gobiernos ruso y norteamericano, ambos promotores de la conferencia de paz.

Ante el estancamiento del conflicto, donde ninguna de las partes logra imponerse, la comunidad internacional quiere con esta conferencia reunir en la misma mesa al gobierno y a la oposición, para encontrar una salida política al conflicto.

Su celebración se ha postergado en varias ocasiones, por los desacuerdos sobre quiénes deben participar y cuáles deben ser los objetivos.

El régimen ha descartado la salida anticipada del presidente Bashar al Asad. Pero la oposición en el exilio insiste en que la transición debe hacerse sin él.