El presidente de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), Joseph Blatter, puso bajo presión a Brasil, organizador del Mundial-2014, tras la agitación social que acompañó a la Copa de las Confederaciones en junio pasado, que sirvió de ensayo general para la Copa del Mundo.
“Nosotros no podemos sacar las conclusiones del malestar social que se produjo en Brasil. Eso lo tienen que hacer los responsables políticos de Brasil”, dijo el suizo, quien se desplazaba a Austria.
“Si esas condiciones se repiten el próximo año, pues tendremos que reconocer que Brasil no era el lugar adecuado para disputar la Copa del Mundo”, agregó el patrón de la FIFA.
Blatter se refirió a una inadecuada asignación de recursos en el enorme país sudamericano con casi 200 millones de personas. Sin embargo, “no se puede hacer responsable de eso a la FIFA”, comentó el suizo.
Esta previsto que haya reuniones entre el órgano rector del fútbol internacional y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, para septiembre, cuando se tratarán seguramente estos temas con vistas al Mundial.
Durante la Copa de las Confederaciones, tomada como un banco de pruebas para las autoridades brasileñas a un año de su Copa del Mundo, movimientos sociales de protestas afectaron al país, llegando el 20 de junio con más de un millón de manifestantes en la calle reclamando.
Los manifestantes denunciaron el aumento de los precios en el transporte público, y han criticado la calidad de los servicios públicos en general, la corrupción de la clase política y los enormes montos invertidas en la organización de la Copa Confederaciones y del Mundial-2014. La suma de esos elementos y otros factores desataron la cólera.
Después de la final ganada por Brasil a España (3-0) en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro, Blatter había declarado su “optimismo” para la organización del Mundial-2014.
“La herencia es que tedremos una Copa del Mundo absolutamente excepcional”, había afirmado el suizo.
“El elogio más grande que podemos hacer es en la seguridad. Este es el resultado de la combinación de profesionalidad y voluntad de todos. Espero con optimismo e impaciencia el próximo año”, agregó el presidente de la FIFA.
Pero ahora parece que no está tan seguro de sus palabras, al dudar un poco de lo que pueda ocurrir en Brasil en 2014.