El presidente de Ecuador, Rafael Correa, en el poder desde 2007, asumió este viernes para un segundo período de cuatro años prometiendo dar continuidad a los programas sociales en los que basa su alta popularidad, y descartando de plano la posibilidad de buscar un tercer mandato.

“Queda legalmente posesionado como presidente de la República del Ecuador”, dijo la titular del Congreso, la oficialista Gabriela Rivadeneira, tras tomar el juramento al mandatario.

Correa, un economista con estudios en Estados Unidos y Bélgica, juramentó en un acto al que asisten los gobernantes de Bolivia, Colombia, Chile, Costa Rica, Haití, República Dominicana y Georgia, y varios vicepresidentes, como los de Argentina y Cuba.

El mandatario, quien el pasado 17 de febrero ganó en primera vuelta arrollando a la oposición, asumió con un récord de aceptación de entre 80% y 86%, según recientes encuestas de las firmas privadas Opinión Pública Ecuador y Perfiles de Opinión, respectivamente.

“Sí, ganó mi candidato y el de una inmensa mayoría, y sí va a haber segunda vuelta: de obras y más inversión social. Juntos, vamos a una segunda vuelta de consolidación de un proyecto, y ahora va a tener un paso acelerado con esa mayoría histórica en la Asamblea (legislativa)”, promociona un anuncio del gobierno con ocasión de la investidura.

Correa, figura prominente de la izquierda latinoamericana y quien ha anunciado su retiro de la actividad política en 2017, gobernará por primera vez con una mayoría absoluta en el unicameral Parlamento, tras obtener el oficialismo 100 de los 137 curules en los comicios del pasado 17 de febrero.

Eso le permitirá sacar adelante una serie de reformas mineras, agrarias, penales, de seguridad social y una ley de comunicación rechazada por los grandes medios, con los que sostiene un duro enfrentamiento acusándolos de intentar desestabilizarlo.

El presidente ha rechazado la posibilidad de hacerse reelegir nuevamente, incluso en el escenario de que su partido no tenga un candidato fuerte.

“Mientras más rápido nos retiremos, mejor. La patria está llena de esperanza con estos jóvenes”, aseveró Correa en el inicio de su discurso de posesión, señalando a la presidenta de la Asamblea Nacional, de 29 años.

El miércoles, el mandatario ya había dicho que sería su “más grande fracaso si después de preparar tantos cuadros” no hay uno que tome la posta.

“No es que la voy a tomar yo, de todos modos no me presento, pero sería un fracaso”, afirmó Correa, quien ha anunciado que en 2017 se radicará en Bélgica -de donde es su esposa- con el fin de no convertirse en una sombra para su sucesor, al margen de que éste sea de la oposición.

La actual Carta Magna, promovida por el jefe de Estado, autoriza una sola reelección inmediata, pero consultada al respecto, Rivadeneira ha dicho que “ninguna ley está escrita en piedra”.

“Esperamos que el apoyo electoral sea asumido con responsabilidad y tengamos cuatro años en que más allá de las coyunturas, podamos tener un liderazgo y se puedan ejecutar temas importantes”, manifestó a la AFP César Monge, presidente del opositor movimiento Creo, la segunda fuerza política.

Fue la primera vez que una mujer colocó la banda presidencial en Ecuador, donde Correa es el gobernante que más ha durado en el cargo después de una crisis política en la que el país vio desfilar a ocho presidentes entre 1996 y 2007, tres de ellos derrocados.

También juramentó este viernes el vicepresidente Jorge Glas, ex ministro de sectores estratégicos que reemplazó a Lenín Moreno, el funcionario más popular de Correa, quien promovió importantes programas sociales para personas con discapacidades y enfermedades graves.

Tras el acto protocolario, Correa -reelecto con tres de cada cinco votos- encabezará una “posesión popular” en las instalaciones del antiguo aeropuerto de Quito, hoy convertido en parque.

Allí habrá la presentación de varios cantantes y grupos musicales, como el puertorriqueño Calle 13, frente a miles de partidarios, según el secretario del movimiento oficialista Alianza País, Galo Mora.