El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, se reunió este jueves con el papa Francisco para abogar por la beatificación del arzobispo salvadoreño Oscar Romero y donarle al pontífice un relicario con un trozo de la sotana que el religioso vestía cuando fue asesinado por paramilitares en 1980.

El papa argentino recibió a Funes en su biblioteca privada, en el segundo piso del palacio apostólico, para un encuentro a puerta cerrada que duró doce minutos.

Los dos líderes “analizaron la figura” del arzobispo salvadoreño y sobre todo “la importancia de su testimonio para toda la nación salvadoreña”, subrayó en un comunicado oficial el Vaticano.

El papa Francisco desbloqueó hace un mes el proceso de beatificación del arzobispo asesinado, el cual estaba estancado desde hace unos diez años, al parecer por razones ideológicas, según indicó el arzobispo italiano Vincenzo Paglia, presidente del Consejo Pontificio para la Familia y “postulador” o abogado de la causa.

Funes, que llegó atrasado algunos minutos a la audiencia debido a retardos en el vuelo comercial procedente de Miami, aprovechó la visita para solicitarle al primer pontífice de la historia latinoamericano que “interponga sus buenos oficios” por la pronta beatificación del arzobispo salvadoreño, considerado “la voz de los sin voz”, por denunciar las injusticias sociales y la represión militar que azotaba entonces al país centroamericano.

El mandatario salvadoreño, el primero de izquierda en ese país, considera a monseñor Romero un guía espiritual para los centroamericanos y espera que el religioso alcance la gloria altares durante el pontificado de Francisco.

El relicario dorado y con forma de cruz fue realizado por las religiosas que trabajan en el Hospital de la Divina Providencia, en cuya capilla fue asesinado con un tiro al corazón monseñor Romero el 24 de marzo de 1980, marcando el inicio de la guerra civil en El Salvador que se prolongó hasta 1992.