El aspirante del PRO a La Moneda, Marco Enríquez-Ominami, aseguró este lunes que “es como festejar un empate sin goles” el celebrar los resultados que arrojó el Sistema de Medición de Calidad de la Educación (Simce) en la prueba realizada a alumnos de 4º básico y 2º medio el año pasado.
Acompañado por un grupo de estudiantes y por Juan Casassus, coordinador de educación de su campaña, el precandidato presidencial sostuvo que “lo único que revela el Simce es el nivel de segregación que tiene el sistema educativo chileno”.
“Los colegios que están en sectores populares tienen bajos resultados mientras que los que están en sectores acomodados obtienen un mejor resultado. Un sistema de medición es la peor manera para evaluar la educación, ya que sólo evalúa la capacidad de responder o no a una pregunta de selección múltiple”, afirmó el presidenciable, quien además interpeló al Gobierno a “no anunciar buenas noticias cuando no las hay”.
Marco Enríquez-Ominami argumentó que “Finlandia es considerado como el país que obtiene uno de los mejores resultados en los indicadores de educación y no usa el Simce. No evalúa a sus estudiantes de esa manera. El Simce reproduce el clasismo y la desigualdad”.
Por otro lado, el coordinador de educación de la candidatura de Enríquez-Ominami expuso que “el tema en educación hoy en día es terminar con el lucro y aumentar los puntajes, en vez de además ver la educación como un proceso de desarrollo de una nueva sociedad. Nosotros proponemos evaluar de una forma multidimensional, es decir, que esta evaluación esté cercana de los procesos de aprendizaje de los niños y ahí corregir lo que los estudiantes no están entendiendo”.
Por otro lado, consultado sobre los dichos de la precandidata del bloque PS-PPD, Michelle Bachelet, sobre la educación gratuita y universal y matrimonio igualitario, el abanderado del Partido Progresista dijo creer “en el derecho universal garantizado, esa es la educación gratuita, pública y de calidad para todas y todos. No entiendo. Una semana dice una cosa y a la siguiente modifica su propuesta, no veo seguridad ni convicción. Ella es la candidata de la ética de la transición, que es la lógica de la medida de lo posible, la renuncia total a la convicción. Ella es candidata de un conjunto de partidos que ya tuvieron su oportunidad y que han bloqueado las grandes reformas. Tienen pánico a decir las cosas como son”.
“Ahora están proponiendo todas las ideas que nosotros propusimos en 2009 y se nos dijo que lo que proponíamos era inviable. Hoy, tan solo tres años después, nos dicen que este es un gran proyecto. No les creo. Lo que promueven ni siquiera es la ética de la transición sino de la transacción”, concluyó Enríquez-Ominami.