La podemos llamar de muchos modos: “guata”, “ponchera”, “neumático”, “flotador” o “michelín”. No importa cómo le digamos, la grasa abdominal es un peligro para la salud de todas las personas que -con orgullo o sin él- la tienen en sus cuerpos.

Según un estudio de la Academia Americana de Neurología, el tener el “rollito regalón” en nuestros abdómenes a los cuarenta años incrementa el riesgo de sufrir demencia hasta en tres veces cuando cumplas 60.

Pero eso no es todo: Misian A. Bredella, experta en radiología del hospital estadounidense de Massachusetts, señaló que la denominada “guatita” coopera con la reducción de la densidad mineral de los huesos, lo que ayuda también a padecer osteoporosis.

Los datos recopilados por Muy Interesante también señalan que la grasa que se acumula a la altura de la cintura es un factor de riesgo que duplica las posibilidades de tener asma, según indicó un estudio presentado el 2012 en el Congreso Anual de la Sociedad Respiratoria Europea.

Además, el que esa porción de grasa se acumule en la zona abdominal genera un riesgo alto de sufrir migrañas y jaquecas entre los 20 y 55 años, según indicó la Academia Americana de Neurología.

Si es que eres uno de los que tiene “guatita” y aún no haces algo al respecto, estás a tiempo: ponte alerta ya que según expertos, se trata de grasa visceral acumulada en torno a los órganos que se encuentran en el abdomen, lo que la hace aún más dañina que el resto de grasa en tu cuerpo.