La presente edición del Seis Naciones de rugby tendrá como epílogo este sábado una auténtica “final” en Cardiff entre Gales, que busca su segundo título consecutivo, algo inédito desde hace 34 años, e Inglaterra, que aspira a su primer Grand Slam en una década.

Los ingleses, no obstante, parten con ventaja, ya que los galeses necesitan ganar por ocho puntos para reeditar el éxito del pasado año o por siete tantos siempre que conserven la ventaja actual en el número de tries marcados (7 a 5 por el momento).

Los ingleses tienen bastante con perder por menos de siete puntos, pero buscarán el Grand Slam (victoria en todos los partidos) y cualquier cosa que no sea una victoria se vivirá como un pequeño fracaso por los hombres que dirige Stuart Lancaster.

El XV de la Rosa ha confirmado en el torneo la mejoría mostrada en diciembre, cuando ganaron de manera memorable a Nueva Zelanda (38-21).

Derrotaron con suficiencia a Escocia (38-18), Irlanda (12-6) y Francia (23-13), pero sufrieron la semana pasada ante Italia (18-11), aunque es verdad que Lancaster dejó descansar a algunos de sus hombres clave, como el excelente apertura Owen Farrell, uno de los grandes artesanos de la recuperación del rugby inglés.

Antes del torneo nadie hubiese apostado por ver a Gales en posición de jugarse el título en la última jornada y menos aún tras la derrota en la primera jornada ante Irlanda (30-22), en lo que fue la octava consecutiva de los Dragones, que no ganaban un partido desde que lograsen el Grand Slam en 2012.

Pero el equipo de Rob Howley supo reaccionar y consiguió tres victorias fuera de casa ante Francia (16-6), Italia (26-9) y Escocia (18-8), por lo que se presume un rival temible para los ingleses, que sólo han ganado una vez en Cardiff (en 2011) desde su último Grand Slam.

En los últimos años, Inglaterra se ha convertido en un especialista en perder el partido decisivo por el Grand Slam, algo que le ha ocurrido en cuatro de sus últimas cinco oportunidades: en 1999 contra Gales, en 2000 contra Escocia y en 2001 y 2011 contra Irlanda.

La última vez que lograron el Grand Slam, el 12º en su historia, fue en 2003 contra Irlanda, poco antes de ganar su hasta ahora único Mundial.

El encuentro del Millenium Stadium se presenta como un duelo sobre todo de los ataques, con los dos packs ofensivos más sólidos de la competición.

El segunda línea Geoff Parling, el tercera Chris Robshaw o últimamente Tom Croft han dado una gran impresión por el lado inglés, así como los flankers Sam Warburton, Justin Tipuric y el pilar Adam Jones por el lado galés.

Muchos de estos jugadores, además, no solo se jugarán el Seis Naciones, sino también su participación en la prestigiosa selección de los Leones británicos e irlandeses (formada por los mejores jugadores de las Islas Británicas), que realizará una gira en Australia el próximo mes de junio.

En los otros dos encuentros de la última jornada, el honor será lo único en juego.

En Roma, Italia buscará su segunda victoria en el torneo ante una Irlanda que ha decepcionado, ya que partía como una de las favoritas al título y ha sumado dos derrotas (contra Inglaterra y Escocia), un empate (contra Francia) y una sola victoria (ante Gales).

Desde que debutara la estrella Brian O’Driscoll en el Seis Naciones en 2000, el XV del Trébol siempre ha logrado al menos dos victorias en cada edición y eso buscarán en Roma, en el que podría ser su último partido internacional antes de que presumiblemente anuncie su retirada después de la gira de los Leones.

Francia, una vez evitada la Cuchara de Madera (que se entrega simbólicamente el equipo que pierde todos sus partidos) tras su empate en Dublín, buscará finalizar el torneo con buen sabor de boca ante sus aficionados, en París, contra Escocia, aunque necesitarán un cambio radical para que se olvide el desastroso torneo que han realizado.