El sacerdote Juan Esteban Morales –quien era considerado el brazo derecho de Fernando Karadima– fue condenado por la Iglesia por el delito canónico de “abuso de poder” en el ejercicio de la dirección espiritual. Los denunciantes de abusos se mostraron satisfechos por la medida.

Era uno de los más cercanos a la figura de Fernando Karadima en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Providencia. Y fue él mismo el encargado de sucederlo como el párroco de la comunidad de El Bosque hasta 2011.

Actualmente se encuentra recluido en la Casa del Clero, lugar donde recibió el 20 de enero pasado el fallo del Tribunal Canónico que lo condenó por el delito de “abuso de poder” en el ejercicio de la dirección espiritual.

Al respecto, Morales no podrá ejercer ninguna actividad pastoral que signifique “guía de almas”. Ello significa que no podrá administrar el sacramento de la confesión, dirigir espiritualmente a nadie, ni liderar nuevamente una parroquia.

El fallo se dictó luego de una investigación de 150 páginas que encabezó el sacerdote Jaime Ortiz de Lazcano. En estas páginas se plasmaron antecedentes y múltiples testimonios de jóvenes –pertenecientes a la disuelto grupo pastoral “Acción Católica”– donde acusaban a Morales de manipular sus conciencias y tomar absoluto control sobre sus vidas.

De acuerdo a uno de los testimonios, el ex párroco lograba “anular” la voluntad y convencer a las víctimas de obedecerle porque “así me ganaría el Cielo”, según afirmó uno de los afectados a La Segunda.

Sin embargo, fue considerado inocente de las denuncias de abuso sexual y por administrar medicamentos de forma maliciosa, ya que no se encontraron antecedentes concretos para culparlo.

Uno de los denunciantes del caso Karadima, Juan Carlos Cruz, calificó a Morales como un “pequeño Karadima” y que la condena es correcta.

Agregó que tanto este sacerdote como muchos otros en la comunidad de El Bosque fueron manipulados por el ex párroco, pero que Morales tuvo la opción de ver qué realmente sucedía en ese lugar y remediarlo.

Agregó que conoció a Morales antes de ser sacerdote, pero que vio con tristeza como con el tiempo cambió y se convirtió en un mini Karadima.