Satisfactoriamente se recupera una pudú en la Clínica de la Universidad San Sebastián de Concepción. La especie es endémica de nuestro país, y tal su grado de vulnerabilidad, está protegida por Ley.
No tiene nombre, porque debe evitarse que se acostumbre a los seres humanos. Eso es peligroso para un animal en peligro de extinción.
Por eso sólo le llaman “la pequeña Pudú”, que se recupera satisfactoriamente en la Clínica Veterinaria de la Unversidad San Sebastián. Su innata curiosidad y ojos vivos distan mucho de su historia, que se remonta hace cinco semanas cuando unos niños la intentaban vender en Lomas Coloradas.
Justo la adquirió una estudiante y tras los exámenes de rigor se determinó que era recién nacida, presentando aún incluso su cordón umbilical: pesaba 1 kilo y tenía 16 centímetros de altura.
Hoy toma leche con vitaminas especiales y su pronóstico es inmejorable, explicó Miguel Angel Mancilla, Encargado del Área de Fauna Silvestre de la Clínica Veterinaria de la Universidad San Sebastián.
Es común que las personas encuentren crías de esta naturaleza, ya sea porque su madre fue atacada por un depredador… o porque defintivamente el hombre está ocupando y en ocasiones arrasando los bosques en que habitan, por eso hay que saber qué hacer en estos casos, destacó el doctor Mancilla.
La “Pequeña Pudú” se quedará poco tiempo más en la Clínica de la Universidad San Sebastián, donde tiene de compañeros a un zorro chilla herido, un pingüino de Humboldt que se recupera de un baño de petróleo y de varias aves que se intentaban transar por dinero.
Se espera que la Pequeña Pudú sea puesta pronto en libertad, y quizá el Parque Alessandri, como área protegida, sea su nuevo hogar, donde esperan que pueda reencontrarse con otros de su especie. Allí estará a salvo…