La guerrilla de las FARC ratificó este domingo su “total acatamiento al cese unilateral” del fuego que decretó al iniciar hace seis días sus pláticas de paz con el gobierno de Colombia, y acusó al ejército de armar un “simulacro de combates” para culparla de violarlo.

“Manifestamos nuestro total acatamiento al cese unilateral de acciones ofensivas ordenado por el Secretariado Mayor de las FARC, a la vez que hacemos claridad” de que “está referido específicamente a las acciones ofensivas”, dijo el grupo rebelde en un comunicado leído por el vocero Rubén Zamora en La Habana.

En el texto, leído antes de iniciar la sesión de conversaciones con la delegación del gobierno, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) denunciaron que el ejército realizó el pasado martes “un simulacro de combates” con la guerrilla, para luego acusarla, mediante una “campaña de propaganda febril”, de que “habían incumplido el cese” al fuego.

“Esta estrategia de armar shows mediáticos y falsos positivos televisivos es de vieja usanza por parte del ejército”, añadió el comunicado, en el que el grupo rebelde solicitó que su denuncia sea verificada por “organizaciones agrarias, étnicas, sociales y de derechos humanos” colombianas e internacionales.

Tras leer el comunicado, Zamora destacó que el “ministro de Defensa” colombiano, Juan Carlos Pinzón, y algunos generales “han venido disparándole al proceso de diálogo”, y ratificó “el compromiso” de las FARC “con la lucha por la paz y la justicia social”.

El gobierno del presidente Juan Manuel Santos no se sumó al alto al fuego de dos meses, que las FARC decretaron de forma unilateral al iniciar el lunes las conversaciones de paz de La Habana, que en esta primera etapa se prolongarán hasta el próximo jueves y están centradas en el espinoso tema agrario.

La delegación del gobierno, que encabeza el ex vicepresidente colombiano Huberto de la Calle, no ofreció declaraciones a su entrada este domingo en el Palacio de las Convenciones, como lo había hecho desde el lunes.

Las conversaciones buscan poner fin a un conflicto de casi medio siglo, en el que además de las FARC -la guerrilla más grande de Colombia con unos 9.200 combatientes- intervienen el guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), que también ha anunciado que planea sumarse al diálogo, así como bandas criminales y de narcotráfico.