Fue la tarde del 23 de julio de 2011 cuando la policía confirmó que la joven de 27 años fue hallada muerta en su hogar, en Londres. La noticia impactó tanto a medios como a sus fans en todo el mundo, quienes inmediatamente reaccionaron recordando su corta -pero exitosa- trayectoria, que la hizo posicionarse como “La reina del Soul”.

La noticia detuvo al mundo por un minuto. La ascendente artista Amy Whinehouse había sido encontrada muerta en su casa, con sólo 27 años, tendida en el suelo. Muchas fueron las teorías del deceso; sobredosis de drogas, demasiada ingesta de medicamentos para su problema con el alcohol o intoxicación con este mismo. En octubre del pasado año recién se supo la causa de su muerte: tres botellas de vodka hicieron que su voz se apagara. Y es que así como bebió mucho, también se desintoxicó mucho, por lo que su muerte, según los forenses, no fue intencionada.

La familia de Amy recordó hoy el día en que dejó de existir, y admitieron que han tenido muchas dificultades para superar su muerte. En una web dedicada a ella, sus familiares indicaron que perdió la vida “a una edad ridículamente temprana”, y agregaron que “era una persona que dio mucho”, según informó El Comercio.

Según las cifras divulgadas este lunes, en el último año se han vendido cerca de 1,2 millones de copias de sus discos sólo en el Reino Unido: Frank, Back to Black y el lanzado en diciembre “Amy Winehouse Lioness: Hidden Treasures”, este último especialmente editado después de su muerte, con material inédito y cuyas ganancias se van directo hasta la fundación con su nombre.

La muerte de Amy no fue en vano. Su padre Mitch Whineouse, preside una fundación con el nombre de la artista ganadora de cinco premios Grammy, la que se encarga de proporcionar ayuda, apoyo o atención a jóvenes, especialmente aquellos que se encuentran en necesidad por razón de enfermedad, discapacidad, situación de desventaja económica o adicción.

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