Los rebeldes sirios anunciaron la noche del lunes el lanzamiento de una operación de gran envergadura contra las fuerzas leales al régimen de Bashar al Asad, en una nueva escalada del conflicto que ya se extendió a Damasco.

Los insurgentes afirmaron que hacia el mediodía del martes controlaban dos barrios, Midan y Tadamun, en el sur y el este de la capital. En pleno centro de Damasco se escuchaban intensos disparos de armas automáticas.

Por primera vez, los helicópteros entraron en acción la noche del lunes y ametrallaron el barrio de Qabun (este), según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), una organización no gubernamental (ONG) con sede en Gran Bretaña.

Un militante que se hace llamar Abu Musab afirmó a la AFP que “el ejército trató de entrar a Midan, pero los insurgentes del Ejército Libre Sirio (ELS) detuvieron su avance. Luego, los soldados incrementaron los bombardeos”.

“Disparan sobre todo y acaban de destruir la mezquita Ghazwat Badr”, agregó, señalando que había numerosos heridos y “falta de médicos para atenderlos”. “El régimen (de Asad) se derrumba y está enloqueciendo”, declaró.

A nivel diplomático, el mediador internacional Kofi Annan se reunirá en Moscú con el presidente ruso Vladimir Putin. El mandatario, según la prensa de su país, ordenó a sus diplomáticos una línea dura con respecto a Siria, colocando a rusos y occidentales al borde de un severo enfrentamiento sobre esta cuestión.

El ELS, integrado por desertores y civiles armados, indicó el martes por la noche que había lanzado una operación de gran envergadura llamada “el volcán de Damasco y los sismos de Siria”.

Este anuncio tuvo lugar mientras continuaban los combates y los bombardeos en Damasco, en lo que la oposición calificó de “momento crucial” en la revuelta lanzada hace 16 meses contra el régimen del presidente Bashar al Asad.

Algunos barrios de Damasco, donde se registran violentos enfrentamientos entre el ejército sirio y los insurgentes desde el domingo por la noche, eran bombardeados nuevamente este martes, de acuerdo con el OSDH.

Hasta ahora, Damasco estaba sometida a fuertes medidas de seguridad y era controlada principalmente por la Cuarta División del Primer Cuerpo del Ejército dirigido por Maher al Asad, el hermano del jefe del Estado.

Los Hermanos Musulmanes, un grupo influyente en la oposición siria, pidieron a los sirios que apoyen a los insurgentes en la “batalla decisiva” para conquistar a Damasco.

La represión y los combates costaron la vida a 149 personas el lunes –82 civiles, 41 soldados y 26 guerrilleros–, de acuerdo con el OSDH. Según esta ONG, el mayor número de muertos se registró en la ciudad de Hama (centro), donde 33 civiles perdieron la vida en los disparos y combates en el barrio de Hamdiye.

Los insurgentes anunciaron el lunes al anochecer en un video que se habían apoderado de Talbise, una ciudad de la región de Homs, a poca distancia de la frontera libanesa. El OSDH indicó el martes que los guerrilleros habían logrado controlar “todos los puestos de seguridad” en esta ciudad, que durante largo tiempo fue bombardeada por las fuerzas regulares.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) consideró que actualmente Siria se encuentra en una situación de guerra civil, y videos de militantes mostraron verdaderas escenas de guerra en Damasco: hombres disparando con cohetes lanzagranadas mientras se atrincheraban tras bolsas de arena.

En Londres, el ex embajador sirio en Irak, Nawaf Fares, que desertó el 11 de julio pasado, advirtió que Bashar al Asad podría utilizar armas químicas contra las fuerzas opositoras para permanecer en el poder. Siria posee una gran reserva de armas químicas.

En Nueva York, las negociaciones en la ONU sobre la renovación del mandato de los observadores en Siria seguían bloqueadas. Los occidentales insisten en acompañarlas con una amenaza de sanciones, pero Rusia advirtió que en ese caso vetará dicho texto.

Las autoridades rusas bloquean desde el viernes pasado un proyecto de declaración del Consejo de Seguridad condenando la utilización por las fuerzas sirias de armas pesadas en Treimsa, donde murieron decenas de personas el 12 de julio.