Como si hubiera salido del guión de una película de terror, esta semana el gobierno de Corea del Sur denunció que aumentará la fiscalización en sus fronteras, tras descubrirse un alarmante incremento en el tráfico de píldoras de carne humana en polvo.

Según explicaron los oficiales aduaneros a la BBC, desde agosto de 2011 se han incautado cerca de 17.500 cápsulas, provenientes principalmente desde el noreste de China.

Estas píldoras, rellenas con carne en polvo proveniente de bebés muertos y fetos, son consumidas por un sector de la población que cree en sus poderes curativos e incluso vigorizantes. Sin embargo, las autoridades sudcoreanas advirtieron que revisten serios riesgos para la salud.

“Pudimos confirmar que las cápsulas contienen en su interior elementos peligrosos para el cuerpo humano, como bacterias asesinas. Por eso vamos a tomar medidas aún mayores que permitan proteger la salud de la población”, señalaron representantes aduaneros al diario Korea Times.

Medios locales han detectado que la mayor parte del tráfico tiene su origen de zonas del noreste de China, sobre todo las provincias de Jilin, Liaoning y Heilongjiang, señalando que sus portadores las tiñen o mezclan con otros medicamentos, ocultándolas entre su equipaje con el fin de evitar los controles.

Por su parte, las autoridades de salud chinas respondieron indicando que realizarán una investigación ante las denuncias periodísticas, pero fueron enfáticos en aseverar que China tiene un “estricto código de eliminación de restos de infantes, fetos o placentas”.

“Cualquier intento de manipular los restos biológicos desde centros médicos está estrictamente prohibida”, afirmó el vocero del ministerio, Deng Haihua.