Investigadores franceses lograron fabricar nanofibras plásticas con propiedades eléctricas próximas a las de los metales, y que se construyen “solas”, en lo que constituye la posibilidad de llevar aún más lejos la miniaturización de los componentes eléctricos.

Equipos del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) y la Universidad de Estrasburgo lograron producir fibras plásticas de alta conductividad y apenas algunos nanómetros de espesura. El resultado del estudio fue publicado el domingo en la revista Nature Chemistry.

Los trabajos fueron conducidos por los científicos Nicolas Giuseppone y Bernard Doudin.

Estos nanohilos “son poco costosos de producir y fáciles de manipular, al contrario de los nanotubos de carbono”, destacó el CNRS en un comunicado.

Las fibras unen las ventajas de los dos materiales utilizados hasta ahora para conducir una corriente eléctrica: los metales y los políticos orgánicos plásticos.

En trabajos publicados en 2010, Giuseppone y sus colegas habían logrado obtener por primer vez nanohilos modificando químicamente moléculas de síntesis utilizadas en la industria mediante un proceso de fotocopia y observaron que, a la luz y en una solución, las nuevas moléculas se alineaban espontáneamente de manera regular para obtener fibras miniaturizadas.

Estos hilos de algunas centenas de nanómetros están constituidos por un ensamblaje “supramolecular” de varios miles de moléculas.

Los investigadores, en colaboración con el equipo de Bernard Doudin, estudiaron seguidamente las propiedades eléctricas de sus nanofibras, constatando que con la acción de un flash luminoso, las fibras se construían únicamente entre los electrodos.

Otra importante constatación: estas estructuras se mostraron capaces de transportar densidades de corriente superiores a los 2.106 amperios por centímetro cuadrado, cifra cercana a la de los hilos de cobre.

La próxima etapa para los investigadores será demostrar que estas fibras pueden ser utilizadas en la industria, en aparatos electrónicos como pantallas blandas, células solares, transistores, nanocircuitos impresos, etc.

Eso podría dar paso a “uno de los desafío más importantes de la electrónica del siglo XXI: miniaturizar sus componentes hasta una escala nanométrica”, reveló el CNRS.