El soldado estadounidense Robert Bales fue acusado formalmente este viernes de haber asesinado a 17 civiles e intentado matar a otros seis en el sur de Afganistán, anunció el ejército norteamericano en un comunicado difundido en Kabul.
El suboficial, de 38 años, partió de su base del distrito de Panjwai, en la provincia de Kandahar (sur), la noche del 11 de marzo, y mató en dos pueblos vecinos a 17 personas. Luego quemó los cadáveres, según la acusación. El sargento Bales volvió a su base y se entregó.
El sargento, casado y con dos hijos, también fue acusado de seis cargos de intento de asesinato.
Nueve niños, cuatro mujeres y cuatro hombres murieron en el ataque. Otros cuatro niños, un hombre y una mujer resultaron heridos, precisó a la AFP un funcionario estadounidense desde Washington.
El comunicado explica que, según el código de justicia militar de Estados Unidos, “la pena máxima posible para un asesinato premeditado es la expulsión de las fuerzas armadas, pérdida del grado y de toda su paga y beneficios, y la muerte”.
La pena mínima es prisión perpetua con posibilidad de tener una libertad condicional, agregó.
Bales está actualmente detenido en la base de Fort Leavenworth en Kansas y, según fuentes militares estadounidenses, casi seguramente será enjuiciado en Estados Unidos.
Tras esta inculpación oficial, Bales comparecerá, en una fecha no precisada y asistido de sus abogados, en una audiencia preliminar. Luego será presentado ante una corte militar, lo que no ocurrirá antes de “entre 18 y 24 meses”, según un portavoz militar, Chris Ophardt.
Las razones de su acto siguen siendo desconocidas. Según su principal abogado, John Henry Browne, su cliente sufre amnesia.
Las autoridades afganas han reclamado que el culpable de la matanza sea juzgado públicamente en Afganistán. Pero Washington lo trasladó primero a una base estadounidense en Kuwait y dijo que sería juzgado por un tribunal militar estadounidense.