El crecimiento de la población mundial y el calentamiento global, agravado por inundaciones y sequías, amenazan los recursos de agua dulce si nada se hace para mejorar la gestión, advirtió el 4º informe mundial de Naciones Unidas sobre el tema.

Las extracciones en las capas freáticas “se triplicaron al menos los últimos 50 años”, subrayó el informe coproducido con la UNESCO y publicado en la apertura del 6º Foro Mundial del Agua en Marsella (sur de Francia).

“Aunque sean muy grandes, los volumenes contenidos en esas reservas acuíferas están amenazadas –ya que no son renovables– con terminar agotadas si su utilización no se gestiona correctamente”, agregó. En algunas zonas sensibles, precisa el informe, las reservas subterráneas ya “alcanzaron los límites críticos”.

Con una población mundial que es superior a las 7.000 millones de personas, las necesidades en alimentos deberían aumentar en 70% para 2050, con una demanda creciente de productos de origen animal que necesitan enormes cantidades de agua.

“De hecho, este alza de la demanda alimenticia debería traducirse en un aumento de 19% del agua utilizada por el sector agrícola que representa actualmente el 70% del consumo global de agua”, señala el informe. Estas cifras amenazan con ser mucho mayores si no se llevan a cabo reformas profundas en el modo de producción y de rendimiento agrícola, según los autores.

El documento se alarma igualmente por la fuerte progresión de la compra transnacional de tierras agrícolas, que pasó de 20 millones de hectáreas en 2009 a más de 70 millones actualmente. Señala que en los acuerdos firmados entre los países, el agua jamás está explícitamente mencionada.

Actualmente el territorio de 148 Estados se encuentra parcialmente en cuencas internacionales, y 21 países están en su totalidad en cuencas compartidas.

Mala calidad

Para la demanda de agua de consumo humano, la fuerte progresión vendrá sobre todo de las ciudades. La población urbana se duplicará a 6.300 millones para 2050 con respecto a 2009.

“En la actualidad, las necesidades de cierta cantidad de ciudadanos en materia de acceso al agua y servicios de calidad no están garantizados”, indican los autores, recordando que más del 80% del agua usada en el mundo se desecha sin ser tratada en plantas.

La mala calidad del agua daña la salud y termina costando más caro a la comunidad. El informe propone un enfoque preventivo y la implicación de los contaminantes (industrias, agricultores y consumidores domésticos), de las instancias locales de decisión y de los responsables de las redes de distribución de agua en un plan de gestión de la seguridad sanitaria del agua.

Asimismo, habrá que hacer frente también a la aceleración previsible de las catástrofes naturales por efecto del cambio climático. Los riesgos vinculados al agua representan 90% de los riesgos naturales, particularmente en el sur de Asia y en Africa austral, con consecuencias nefastas para la agricultura. Para 2070, el centro y el sur de Europa también se verían afectados.

Finalmente, estas presiones amenazan con exacerbar las disparidades económicas entre los países en detrimento de los más pobres. “El agua es el pilar sobre el cual reposa el desarrollo social y económico”, según Richard Connor, principal autor del informe.

Según las proyecciones de los autores, un aumento de 2 grados celsius de la temperatura media mundial podría provocar costos de adaptación de 70 a 100.000 millones de dólares por año entre 2020 y 2050, de los cuales unos veinte relacionados con el sector del agua.

Antes del comienzo del 6º Foro Mundial del Agua, los 300 participantes del coloquio “Agua, planeta y pueblos” adoptaron una declaración conjunta final destinada a los gobiernos y empresas que participan en el foro, que abre sus puertas el lunes.

Esta declaración titulada “el agua no es una mercancía, es el bien común de la humanidad y de lo viviente” fue aprobada el sábado por la noche al cabo de dos días de debates en Marsella.