Miles de afganos enfurecidos por la quema de coranes en una base militar estadounidense se manifestaron en varias ciudades al grito de “Muerte a Estados Unidos” y “Muerte a Obama”, y protagonizaron violentos incidentes que dejaron al menos nueve muertos y decenas de heridos.

Un “joven manifestante” murió en Jalalabad (este), según Ahmad Ali, médico del hospital público de esa ciudad. El ministerio de Sanidad indicó que un hombre perdió la vida en Kabul, y un portavoz de las autoridades locales indicó que otros seis perecieron en unos disturbios en la provincia de Parwan, al norte de la capital.

Otro manifestante murió en la provincia de Logar, según el ministerio del Interior.

Según un recuento de la AFP, unas treinta personas resultaron heridas en los incidentes.

La víctima de Kabul murió a manos de “un guardia extranjero”, según el ministerio del Interior, que prometió una “investigación” sobre “el martirio” de sus conciudadanos.

En Jalalabad y en Parwan, las fuentes de la AFP hablaron de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad afganas, sin mencionar la presencia de soldados o agentes extranjeros.

En Kabul, una muchedumbre encolerizada apedreó la base estadounidense de Camp Phoenix, quemó coches y atacó tiendas cercanas, según un fotógrafo de la AFP. La policía afgana antidisturbios se vio desbordada hasta la llegada de refuerzos. Los soldados de Camp Phoenix tuvieron que abrir fuego para dispersar a los manifestantes, según el fotógrafo de la AFP.

El portavoz de la Policía, Ashmat Estanakzai, negó que los agentes hubiesen abierto el fuego, aunque indicó que las protestas “se volvieron violentas cuando (los manifestantes) atacaron Camp Phoenix y bloquearon la principal carretera hacia la frontera con Pakistán en el este”.

La embajada de Estados Unidos anunció en Twitter que cerró sus puertas y prohibió a su personal entrar o salir, e incluso circular por la ciudad.

En Jalalabad, la muchedumbre marchó hacia la base militar de la OTAN controlada por militares estadounidenses, y un grupo de estudiantes quemó un retrato del presidente Barack Obama, pudo comprobar un reportero de la AFP.

Varios ejemplares del Corán fueron quemados la noche del lunes en la mayor base estadounidense en Afganistán, en Bagram, a 60 km al norte de Kabul, según las autoridades afganas y empleados afganos.

El comandante de la Fuerza Internacional para Afganistán de la OTAN (ISAF), el general norteamericano John Allen, presentó sus disculpas y admitió que soldados de la base de Bagram se deshicieron “por inadvertencia” de ejemplares del Corán.

En Washington, el secretario de Defensa, Leon Panetta, expresó “la más firme desaprobación de esa conducta” y prometió “tomar las medidas necesarias y pertinentes para que eso no vuelva a ocurrir jamás”.

Los primeros informes sobre la quema de coranes trascendieron el martes, aunque hasta ahora se ignora las razones y las circunstancias en que eso ocurrió.

Responsables estadounidenses que pidieron el anonimato dijeron que los libros servían para esconder mensajes entre detenidos afganos de la prisión dependiente de la base de Bagram.

Los afganos tienen un fuerte sentimiento de pertenencia religiosa y cualquier ofensa contra el Islam suele desatar una ola de indignación contra las tropas occidentales que en 2001 invadieron el país para derrocar al régimen de los talibanes.

Las tropas estadounidenses forman el principal contingente de los 130.000 efectivos extranjeros que desde hace diez años combaten a la insurgencia de los talibanes.