El presidente iraquí, Jalal Talabani, declaró el sábado que el vicepresidente sunita Tarek al Hashemi, buscado por complot en un país en plena tormenta política, será juzgado sólo cuando reciba “garantías” de un proceso justo.
“Tarek al Hashemi tiene la hospitalidad del presidente de la República”, anunció un comunicado de Talabani en un momento en que el vicepresidente, sobre el que pesa una orden de captura, se refugió en la provincia autónoma del Kurdistán iraquí.
“Hashemi comparecerá ante la justicia en cualquier momento y en cualquier lugar del país cuando tenga garantías sobre el procedimiento judicial, la investigación y el juicio”, agregó el presidente sin especificar la naturaleza de las garantías pedidas.
El vicepresidente es acusado de haber apoyado y financiado acciones terroristas perpetradas por sus guardaespaldas. Rechazó todos los cargos y se expresó en la prensa los últimos días para denunciar al primer ministro, el chiita Nuri al Maliki.
El sábado, declaró estar “seguro” de que los autores de los atentados del jueves en Bagdad, los más mortíferos desde agosto con 60 muertos, se beneficiaron de connivencias dentro del gobierno y los servicios de seguridad.
“Este tipo de ataque terrorista va más allá incluso de Al Qaida. Lo que se hizo estaba bien organizado, los que dejaron las bombas pudieron circular libremente, sin obstáculos, pese a que tenemos retenes de seguridad”, señaló a la BBC en persa.
Maliki se reunió el sábado con una célula de crisis ante la cual reconoció que las fuerzas de seguridad iraquíes debían examinar “si algunos de sus miembros cooperan con grupos terroristas”, según un comunicado de la oficina del primer ministro.
Al mismo tiempo, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmed Davutoglu, declaró a la televisión pública turca que Ankara no impediría a Hashemi ingresar en Turquía si éste pide asilo.
Davutoglu agregó no obstante que sería más “apropiado” que el vicepresidente iraquí se quede en su país y que no había que restar importancia a la gravedad de las acusaciones en su contra.
Por la mañana, el jefe radical chiita Moqtada al Sadr divulgó un texto firmado por numerosos diputados, profesores de universidad y jefes tribales llamando a la unidad nacional y la paz en Irak una semana después de la partida de los últimos soldados estadounidenses.