Diez personas murieron y más de 500 resultaron heridas en tres días de enfrentamientos en El Cairo que continuaban este domingo entre los militares y los manifestantes, mientras que ambos bandos se acusaban mutuamente de brutalidad y vandalismo.

El ejército envió a los tribunales a 164 personas, de las cuales nueve mujeres y menores, detenidos por estar presuntamente implicados en los choques que comenzaron el viernes por la mañana en las inmediaciones de la sede del gobierno, y por incendiar oficinas gubernamentales, informó una fuente militar.

Estos choques son los más graves desde los enfrentamientos similares que se produjeron principalmente en El Cairo unos días antes de que comenzaran el 28 de noviembre las primeras elecciones legislativas desde la caída en febrero de Hosni Mubarak y que dejaron 42 muertos.

Los enfrentamientos se concentraron alrededor de las retenes de alambrados de púas y chapa instalados por las fuerzas de seguridad en una calle adyacente a una gran avenida que desemboca en la plaza Tahrir, epicentro de las protestas.

La avenida está cortada desde el sábado por un muro de hormigón para impedir a los manifestantes acercarse a los centros de poder cercanos a la plaza.

Alrededor de la plaza Tahrir, los manifestantes mostraban la portada de un periódico que publicó la foto de una manifestante vestida con un velo y que se veía en el piso con el torso desnudo arrastrada y golpeada por soldados.

Esta foto, como otras que muestran a militares haciendo gestos obscenos a los manifestantes, o desenfundando sus armas de puño, circulaban a granel por las redes sociales.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), que dirige Egipto desde la partida de Mubarak, publicó por su parte en Facebook y en YouTube imágenes del saqueo de un edificio gubernamental el viernes con el comentario: “¿No es nuestro derecho proteger la propiedad del pueblo?”.

El mariscal Husein Tantaui, jefe del CSFA y por ende jefe de Estado, visitó a los heridos en un hospital, según imágenes de la televisión estatal.

El domingo los manifestantes ingresaban en el edificio aún humeante del Instituto de Egipto para extraer manuscritos antiguos, de los cuales una gran parte terminó en cenizas luego del incendio de la víspera por el que ambas partes responsabilizan a la otra.

Una inspección técnica determinó que el edificio amenaza con derrumbarse.

El ministro de Cultura, Shaker Abdel Hamid, calificó de “catástrofe para la ciencia” el siniestro que destrozó el edificio del instituto, fundado en 1798 durante una expedición a Egipto de Napoleon Bonaparte.

“En el edificio había manuscritos muy importantes y libros raros cuyo equivalente es muy difícil hallar en el mundo”, declaró el sábado por la noche.

La Bolsa de El Cairo cerró en baja de 3,46%.

El primer ministro Kamal al Ganzuri advirtió el sábado contra un riesgo de “contrarrevolución”.

Los enfrentamientos comenzaron el viernes entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que acampan desde fines de noviembre delante de la sede del gobierno para protestar contra el nombramiento de Ganzuri, ex jefe de gobierno durante el régimen de Mubarak.

Los manifestantes reclaman asimismo el fin del poder militar.

Esta violencia opacó la segunda fase de las elecciones legislativas, que conforta el claro dominio de las formaciones islamistas en detrimento de los partidos liberales y de los movimientos que nacieron durante la revuelta contra Mubarak.

Los Hermanos Musulmanes reivindicaron 39% de los votos en esta segunda fase y los fundamentalistas salafistas “más de 30%”, contra respectivamente 36% y 24% en la fase anterior, en la que los islamistas de todas las tendencias sumaron 65% de los votos.

La tasa de participación de esta segunda fase, que concierne un tercio del país, fue de 67%, indicó la comisión electoral.