El más grande y avanzado vehículo robotizado jamás construido para explorar Marte está listo para ser enviado este sábado en una misión para descubrir los lugares donde pudo existir o existe vida en el planeta rojo, anunció la agencia espacial estadounidense NASA esta semana.

El Laboratorio Científico de Marte, de 2.500 millones de dólares, ha sido descrito como una “máquina de ensueño” por la agencia espacial debido a sus cámaras de última generación, su brazo robótico, su laboratorio químico móvil y su rayo láser capaz de destruir rocas.

El lanzamiento del vehículo de 899 kilos está previsto para el sábado próximo a las 10H02 horas locales (15H02 GMT) desde la estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, en Florida (sureste).

Luego de un viaje de nueve meses, el vehículo robótico no tripulado, apodado Curiosity, debería realizar un espectacular aterrizaje propulsado por cohetes antes de comenzar a rodar para recorrer el planeta vecino más próximo a la Tierra, en búsqueda de rocas interesantes.

“Realizará una evaluación profunda. ¿Dónde están los buenos lugares de estudio de Marte? ¿Dónde puede haber microbios viviendo o algún tipo de vida?”, dijo Mary Voytek, directora del programa de Astrobiología de la NASA.

El lugar donde aterrizará el vehículo será el cráter de Gale, elegido porque contiene cinco kilómetros de altas montañas y porque se cree que alberga bajas capas de sedimentos y de arcillas que podrían haber contenido agua, y por tanto, vida.

“Este parece un sitio muy prometedor, que tuvo agua en algún momento de su pasado y que lo podría haber convertido en un sitio habitable”, dijo Michael Meyer, científico principal del programa de Exploración de Marte de la NASA.

En la Tierra, la vida microbial existe en todos los lugares donde hay agua, así que los científicos esperan que lo mismo suceda en Marte.

En agosto, la NASA afirmó que había encontrado pruebas de flujo de agua salada en las empinadas pendientes marcianas, que de confirmarse, sería el primer descubrimiento de agua líquida activa en el planeta rojo.

Los datos parecían mostrar movimientos de agua salada desplazándose bajo la superficie, captados por el Mars Reconnaissance Orbiter. Sin embargo, el Curiosity no explorará esas áreas y no se encontrará en posición de confirmar este supuesto.

Todavía no se ha encontrado agua líquida en Marte aunque sí se ha descubierto hielo en los polos.

La NASA ve el vehículo de exploración como un punto medio en el largo camino de exploración del planeta, que comenzó con el aterrizaje del dispositivo espacial Viking en 1976 y podría culminar con una misión de exploración humana en 2030.

Cualquier pista que pueda enviar sobre la habitabilidad del planeta situado en cuarto lugar de distancia del Sol, y sobre los niveles de radiación que existen allí, será de vital importancia para la NASA y las futuras misiones de exploración.

“Estamos, básicamente, leyendo la historia de la evolución ambiental en Marte”, señaló John Grotzinger, encargado de proyecto del Laboratorio Científico de Marte en el Instituto de Tecnología de California (suroeste).

“Empezamos desde el fondo, donde están las arcillas, luego pasamos a los sulfatos, llegamos hasta lo alto del montículo y obtenemos rocas que pensamos están formadas en entornos donde principalmente no hay agua y que representan la fase más seca y reciente de Marte”, dijo.

Uno de los instrumentos claves a bordo será un proyecto desarrollado de manera conjunta entre Estados Unidos y Francia, denominado “la investigación de Química y Cámara”, que puede enviar rayos láser con la energía de un millón de bombillas para revelar de qué están hechas las rocas marcianas.

“¿Que si pensamos que aprenderemos mucho sobre Marte? Desde luego. ¿Que si sabemos específicamente de qué se trata? Ni idea”, expuso Pam Conrad, adjunto al investigador principal del Análisis de muestras de Marte, MSL.

“Pero aprenderemos mucho más de lo que sabemos en el presente sobre el entorno marciano”, añadió.

Por supuesto, todos aquellos involucrados en el lanzamiento tienen reservas sobre la misión a causa de su complejidad y porque una serie de iniciativas rusas, estadounidenses y europeas fracasaron al aterrizar como era esperado en el planeta rojo en décadas pasadas.