Los países europeos se disponen a endurecer sus sanciones contra Irán ante las señales de que intentó desarrollar una bomba atómica, pero la opción de una intervención militar quedó de momento descartada durante una cumbre este lunes de ministros de Relaciones Exteriores en Bruselas.

“Debemos prepararnos a endurecer las sanciones contra Irán para evitar una intervención irreparable”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores francés, Alain Juppé, durante la reunión que convocó a los veintisiete cancilleres de la Unión Europea (UE).

Los titulares de Exteriores evaluarán el último informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) que expresó “serias inquietudes” por el programa nuclear de Irán, debido a información “creíble” que señala que este país intentó desarrollar el arma atómica.

Al igual que Estados Unidos, los europeos no tienen mucho margen de maniobra en Naciones Unidas para incrementar las sanciones, debido a la oposición de Rusia y China.

Los titulares de la cancillería europea examinan la posibilidad de perjudicar las exportaciones de petróleo iraní o el Banco Central Iraní.

La reunión de los Veintisiete ocurre al día siguiente de que el presidente estadounidense, Barack Obama, declarara que el mundo está unido para oponerse al programa nuclear iraní. Obama aseguró además que Washington consultaría con China y Rusia para incrementar la presión contra Teherán.

La puesta en marcha de “sanciones más severas es inevitable si Irán continúa negándose a cooperar con la AIEA”, dijo el canciller alemán, Guido Westerwelle.

“Desde hace ya un tiempo, intentamos comprometerlos en un diálogo diplomático. Hemos avanzado y retrocedido (…) pero al final, no hay otra opción: las sanciones están para que se refuerce la necesidad de diplomacia”, señaló el sueco Carl Bildt.

Desde 2007, Washington y la UE han impulsado cuatro rondas de sanciones económicas y financieras en las Naciones Unidas contra Teherán, así como medidas unilaterales con el fin de evitar la inversión occidental en el sector petrolero de Irán y limitar el flujo financiero dentro y fuera del país.

Irán está sometido además a los ataques atribuidos a los servicios secretos occidentales o israelíes (asesinatos de científicos y virus informáticos destinados a enlentecer la actividad de sus centrifugadoras).

Debido a dichos ataques, sus ambiciones nucleares fueron aplazadas, pero no abandonadas.

Pese a las amenazas de sanciones, Irán reiteró que proseguirá con su programa nuclear y uno de sus generales amenazó con destruir Israel si ataca sus instalaciones.

“No retrocederemos ni un ápice en nuestro camino”, declaró el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad.

La UE ya ha congelado los haberes de centenares de empresas iraníes y desde julio de 2010 impuso una prohibición a los europeos para invertir en el sector petrolero o gasífero.

Los europeos descartan de momento una intervención militar contra Irán y algunos de los miembros de la UE la rechazan rotundamente.

“No participamos en una discusión sobre una intervención militar (en Irán). Nosotros creemos que esas discusiones son contraproducentes y las rechazamos”, dijo Westerwelle.

El ministro de Luxemburgo Jean Asselborn subrayó que la opción militar no aporta nada ya que las “consecuencias serían devastadoras”.

El ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, dijo que en un futuro se podría considerar una acción militar.

“No consideramos esa opción en este momento, no llamamos a una acción militar ni la impulsamos. Al mismo tiempo creemos que todas las opciones deben permanecer sobre la mesa”, señaló.

Muchos expertos han advertido que impulsar nuevas sanciones contra el sector petrolero iraní puede afectar el precio de petróleo, lo que agudizará aún más la crisis de la economía internacional.