El presidente conservador francés Nicolás Sarkozy, ya debilitado por escándalos de financiamiento político, sufrió un revés histórico el domingo al perder el control del Senado francés, lo que constituye una severa advertencia antes de la elección presidencial de 2012.

Por primera vez desde el inicio de la V República, en 1958, el Partido Socialista y sus aliados obtuvieron la mayoría absoluta en la Cámara Alta al obtener 177 de los 348 escaños, pese a un sisteman electoral favorable a la derecha.

“Es una victoria importante que sobre todo nos otorga responsabilidades”, sostuvo el lunes el portavoz del PS, Benoit Hamon, luego de que los más altos dirigentes de esa formación y la prensa francesa calificaran el triunfo de “histórico” y de “sismo a siete meses de las presidenciales”.

“Vamos a usar esta mayoría para ser un escudo suplementario para las franceses allí donde el gobierno quiera seguir haciéndoles daño a través de su política fiscal, de austeridad y de rigor”, afirmó Hamon.

La presidencia francesa evitó reconocer la victoria que consideró una consecuencia de los resultados de las elecciones locales celebradas en Francia en los últimos siete años, dado que las elecciones senatoriales son por sufragio universal indirecto de “grandes electores”, es decir diputados, consejeros regionales y provinciales, alcaldes y concejales.

“El Elíseo toma nota de los resultados del comicio senatorial que es consecuencia de la progresión de la izquierda en las elecciones locales desde 2004″, indicó la presidencia francesa el domingo por la noche.

A primera hora de la mañana y antes de recibir en el palacio del Elíseo al ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, Sarkozy se reunió con el secretario general de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP, derecha), Jean Francois Copé, y con el primer ministro, Francois Fillon, rivales en el seno de esa formación.

A la espera de la presidencial, que se disputará en abril y mayo del año próximo, el gobierno de Sarkozy podrá seguir apoyándose para aplicar su política en la mayoría que posee en la Asamblea Nacional, la cámara Baja, a la que la Constitución de 1958 confiere un papel preeminente.

Sin embargo, la nueva composición del Senado augura un fin de mandato presidencial complicado.

Además de contar con su propia mayoría absoluta en la cámara Alta, los socialistas tendrán el apoyo del flamante bloque ecologista que pasó de cuatro a diez senadores, de los comunistas (21 escaños), y diversas formaciones de izquierda que suman otros 21 senadores.

“Un Senado de izquierda será una incomodidad cotidiana para Matignon (sede del primer ministro) y el Elíseo (sede de la presidencia), aunque no les impedirá gobernar”, advierte el diario Le Figaro (derecha).

Desde las filas de la derecha admiten que la primera víctima del vuelco político en el Senado será la llamada “regla de oro” que Sarkozy pretendía integrar en la Constitución para garantizar la estabilidad presupuestaria en en plena crisis de la deuda que Francia y Alemania hicieron adoptar a otros países de la zona euro como España.

“Con respecto a la regla de oro, pienso que hoy, Nicolás Sarkozy, sabe que se acabó”, afirmó Francois Hollande, favorito socialista a las presidenciales de 2012 tras los primeros resultados del domingo.

El triunfo en la cámara Alta, que según el diario Le Monde es resultado de una “conjunción astral excepcional” en la que intervienen una “mutación del mundo rural y urbano desde un punto de vista sociológico” y “las divisiones en en la derecha”, se produce a menos de dos semanas de la primera vuelta de las inéditas primarias socialistas del 9 y 16 de octubre, que según una encuesta reciente podrían movilizar nada menos a que seis millones de electores.

De aquí a mayo, el presidente Sarkozy, sacudido en las últimas semanas por un nuevo escándalo sobre financiación ilegal tras el procesamiento de dos de sus allegados en el “caso Karachi”, recordará en cada acto institucional el revés del 25 de septiembre pues el presidente del Senado, cargo que seguramente ocupará el socialista Jean Pierre Bel, es también número dos del Estado francés.