Los inversores expresaron el lunes su inquietud ante las perspectivas de un retorno al Kremlim en 2012 de Vladímir Putin y temen repercusiones negativas para Rusia, un país donde el clima para las inversiones ya es mediocre.

El regreso de Putin, verdadero “hombre fuerte” de Rusia, era desde luego “claramente esperado”, asegura Chris Weafer, economista del banco Troika Dialog.

El primer ministro ruso anunció el sábado su intención de volver a ser presidente en la elección de marzo de 2012, unos comicios que está casi seguro de ganar en ausencia de una real oposición.

Putin dijo además que nombraría primer ministro a Dimitri Medvedev, el actual presidente.

El diario de negocios Vedomosti afirmaba el martes que la prioridad es mantenerse en el poder, y que “todo lo demás queda de lado”.

“Incluso la situación macroeconómica, antes prioritaria, ha quedado relegada a segundo plano”, según el diario.

La prueba de ello es, según Vedomosti, una declaración del ministro ruso de Finanzas, Alexei Kudrin, quien -para sorpresa general- dijo recientemente que no participaría en un gobierno si Medvedev era primer ministro.

“Su nombre está vinculado a la estabilidad macroeconómica en Rusia”, subrayó Vedomosti.

Las divergencias de Kudrin con Medvedev quedaron claramente al descubierto este lunes, cuando el presidente le dio al ministro un plazo hasta el final del día para que decida si renuncia o no al cargo.

“Si no está de acuerdo con la política del presidente (…) entonces tiene una opción: renunciar”, según las agencias rusas que citaron un mensaje de Medvedev a Kudrin. “Tiene que decidir rápidamente lo que va a hacer, y darme una respuesta hoy” (lunes), añadió.

El ministro tiene en el extranjero la reputación de buen gestor y de haber reducido la deuda pública rusa a menos del 10% del PIB, recuerdan los analistas de Citi en una nota.

Frente “a la vulnerabilidad creciente de las finanzas públicas en Rusia, la posible salida de Kudrin de su cargo de ministro de Finanzas (…) será un golpe para la reputación de Rusia”, opina Tatiana Orlova, del banco Nomura.

Para la analista “no se puede esperar ninguna mejora de contexto para las inversiones en los próximos años”,

Rusia tiene dificultades para convencer a los inversionistas de que vengan a invertir en el país, pese a los reiterados llamados del presidente Medvedev, que se ha convertido durante su mandato en un defensor de la modernización del país.

Prueba de ello es que Rusia, peligrosamente dependiente de sus ingresos de petróleo y gangrenada por la corrupción, asiste desde principios de año a una impresionante fuga de capitales, de unos 35.000 millones de dólares, una cifra similar a la de todo el año 2010.

“La fuga de capitales podría intensificarse en los próximos meses”, augura Orlova.

Kudrin “nos parecía ser la persona capaz de reducir el presupuesto de Rusia después de años de alza de gastos (…) y de iniciar una difícil reforma de las jubilaciones”, afirma.