El parlamentario izquierdista Iván Cepeda insistió el miércoles en solicitar a la Fiscalía de Colombia que se investigue el supuesto apoyo del ex presidente Álvaro Uribe a un grupo paramilitar en los años 90, para lo que entregó copia de un testimonio que lo implicaría.
Cepeda, del partido Polo Democrático Alternativo, divulgó un video con el testimonio de un empleado de una finca de la familia del ex presidente colombiano, en el que éste señala que Uribe, cuando era gobernador del departamento de Antioquia en los 90, colaboró con la formación de un grupo paramilitar en la zona y ordenó la desaparición forzada de un comerciante.
Juan Monsalve, el ex empleado de la finca Guacharacas que se unió al grupo paramilitar Metro, señaló además en ese testimonio que Uribe tuvo apoyo de los paramilitares para su primera elección presidencial en 2002.
“Hicimos mucha política. El bloque Metro puso los carros para sacar a la gente de las veredas. Pintaron las paredes (con consignas que decían) Alvaro Uribe a la presidencia. Prácticamente a él lo montamos nosotros en la presidencia”, dijo Monsalve en el video.
El congresista aseguró en una rueda de prensa que entregó copia de ese testimonio a la Fiscalía para que investigue esas declaraciones, coincidentes con otras del ex jefe paramilitar Pablo Sierra, alias Alberto Guerrero, que Cepeda había difundido a principios de septiembre.
Hasta ahora, la Fiscalía no ha hecho ningún comentario sobre el caso.
En cambio, Uribe envió varios mensajes desde su cuenta en la red social Twitter, descalificando los señalamientos.
“Tengo que perder tiempo en infamias de Cepeda. Ladrón juzga por su condición (combinación formas lucha)”, fue uno de esos mensajes.
A la vez, Cepeda declaró que no respondería “insultos”.
“Simplemente, Uribe debe responder ante la justicia. Le recomiendo que se busque buenos abogados porque los va a necesitar”, dijo el parlamentario.
Los grupos paramilitares, que combatían a las guerrillas izquierdistas y cometieron miles de crímenes atroces contra la población civil, especialmente en los años 90, participaron entre 2003 y 2006 en una negociación de paz con el gobierno de Uribe (2002-2010) que les otorgó beneficios procesales a cambio de confesión y reparación a las víctimas.