El ministro israelí de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, advirtió el miércoles a los palestinos de las “duras y graves consecuencias” que generará su inminente demanda de adhesión de un Estado de Palestina a la ONU.
“Lo que puedo decir con la mayor certeza, es que a partir del momento en que hagan pasar una decisión unilateral, habrá duras y graves consecuencias”, afirmó Lieberman en un discurso público en el sur de Israel.
El ministro nacionalista rehusó sin embargo precisar la naturaleza de esas “consecuencias”. “No ha llegado el momento para dar detalles sobre lo que ocurrirá”, declaró, e insistió en que sus palabras eran una “amenaza”.
“Espero que no lleguemos a estas duras y graves consecuencias, y que prevalezca el sentido común (…) para llegar a un modus vivendi que permita coexistir y avanzar en las negociaciones”, añadió.
Lieberman se entrevistó el miércoles con la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, que también se reunió por la mañana con el primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa Ehud Barak.
En un precedente encuentro con Ashton el 17 de junio, Lieberman amenazó con anular todos los acuerdos suscritos desde hace 18 años con los palestinos si pedían la adhesión de un Estado de Palestina a la ONU.
La visita de Ashton se produce en momentos en que el presidente palestino Mahmud Abas prevé presentar esta petición la próxima semana con motivo de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
Israel y Estados Unidos se oponen a tal iniciativa y abogan por un retorno a las negociaciones directas, totalmente congeladas desde hace un año.
Representantes estadounidenses – el emisario para Medio Oriente David Hale y el consejero especial del presidente Barack Obama, Dennis Ross – llegarán el miércoles a la región en un último intento para disuadir a los palestinos de presentar su solicitud.
Interrogado por la AFP, un alto responsable israelí rechazó nuevamente la demanda de los palestinos de reanudar las negociaciones sobre la base de las fronteras de 1967, es decir antes de la ocupación israelí de Jerusalén Este, Cisjordania y la Franja de Gaza.
“El primer ministro siempre dijo que las fronteras deben ser fijadas en el marco de negociaciones directas con los palestinos, teniendo en cuenta los imperativos nacionales y de seguridad de Israel”, dijo el responsable, quien considera que las fronteras de 1967 eran “indefendibles”.
Un responsable del ministerio de Relaciones Exteriores reconoció por su lado que Israel tenía escasas posibilidades de impedir un voto favorable a los palestinos en Naciones Unidas.
“La ONU se ha convertido en un mero eco de las demandas maximalistas palestinas. Pese a todo intentaremos movilizar a una mayoría moral que agrupe a países democráticos occidentales, sin lo cuales la iniciativa de los palestinos perderá buena parte de su legitimidad”, explicó.