Los máximos estelares de la Copa América, el argentino Lionel Messi y el brasileño Neymar, se contagiaron del frío polar que azota a Argentina con actuaciones de casi bajo cero en sus respectivos debuts en un certamen que por ahora invita al bostezo más que al aplauso.

Las expectativas se frustraron al nivel de la temperatura reinante de apenas 3 grados centígrados en el moderno estadio de La Plata, donde la Argentina de Messi apenas pudo rescatar el viernes un punto ante Bolivia (1-1) por el Grupo A y al día siguiente, en el mismo escenario Brasil fue sorprendido por un sólido equipo venezolano (0-0) por el Grupo B.

Argentina y Brasil, los dos máximos favoritos a quedarse con el torneo de selecciones más antiguo del mundo decepcionaron en sus partidos iniciales tanto como sus estrellas Messi (24 años) y Neymar (19), mientras que las ‘cenicientas’ Bolivia y Venezuela lograron resultados históricos y sumó cada una un punto de oro.

Messi, Balón de Oro de la FIFA en 2009 y 2010, carga con el estigma de su deuda con la selección argentina y la presión le pesa ante un público que sigue sin entender cómo le cuesta tanto repetir lo que hace en el FC Barcelona, donde cuenta con compañeros de la talla de los campeones mundiales españoles Iniesta y Xavi.

‘Lio’ Messi, considerado el mejor futbolista del planeta, no logra meterse en la piel de los exigentes hinchas argentinos y lo llamativo es que el viernes fue ovacionado por primera vez desde que viste la casaca albiceleste no por sus regates y disparos sorpresivos, sino por haberse topado cara a cara con el duro defensa boliviano Ronald Raldes durante un conato de incidente.

El orientador argentino Sergio Batista planificó un esquema como el del FC Barcelona para rodear a Messi pero en el debut Argentina sólo fue vértigo y empecinamiento y chocó una y otra vez con un eficaz dispositivo defensivo de Bolivia, encabezado por Raldes.

Algo parecido le ocurrió a Brasil, soprendido por un once ‘vinotinto’ que neutralizó a Neymar, Robinho, Alexander Pato y Ganso, un poderoso cuarteto ofensivo que comenzó el partido como para arrasar con Venezuela y lo terminó sumido en una gran impotencia a tono con el frío atardecer en La Plata.

El habilidoso Neymar (Santos), en alza tras su reciente consagración en la Copa Libertadores de América, se topó con un inflexible Roberto Rosales y más atrás con un cerrojo vinotinto que le cerró todos los movimientos.

“Hicimos un muy buen primer tiempo y solamente nos faltó el gol. Generamos muchas situaciones, eso nos deja tranquilos, más allá de que siempre es mejor ganar”, sostuvo Robinho al término del partido disputado el domingo.

A diferencia de Bolivia, que sólo se defendió aunque eficazmente en el partido inaugural con Argentina, Venezuela llegó a jugarle de igual a igual en la segunda parte a Brasil y puso a la figura del partido, el criterioso centrocampista Tomás Rincón.

Los traspies iniciales de Messi y de Neymar pudieron haber sido producto de los nervios por el debut, la presión por cumplir sus roles de figuras o por la falta de coordinación de sus equipos en el debut, pero nadie se animaría a asegurar que estas luminarias, y sus equipos, estarán apagadas hasta el fin de la Copa.