En 2050, los pasajeros viajarán tal vez a bordo de aviones-cohete que unirán París-Tokio en dos horas y media y no contaminarán apenas el planeta porque volarán en la estratosfera: en esto consiste uno de los audaces proyectos de EADS, el gran grupo aeronáutico europeo.

Desde el trágico final del Concorde, la idea de un avión de alta velocidad parecía abandonada, pero los constructores buscan sobre todo diseñar aparatos más ligeros y, por lo tanto, menos consumidores de queroseno, cuyo precio se ha disparado.

En la víspera del Salón Aeronáutico de Le Bourget (Francia), el constructor europeo EADS, propietario de Airbus, ha desvelado su proyecto ZEHST (siglas en inglés de Transporte de Alta Velocidad Cero Emisiones), un avión hipersónico -más rápido aún que un supersónico- de cero emisiones de CO2. “El avión del futuro lo imagino como ZEHST”, explicó a la AFP el director general delegado de Tecnología e Innovación de EADS, Jean Botti.

Una maqueta de cuatro metros de este avión, cuya forma es extremadamente parecida a la del supersónico Concorde, será presentada la próxima semana en la cita de Le Bourget, el gran salón mundial de la aeronáutica que abrirá el lunes sus puertas a los profesionales y el jueves al gran público.

El ZEHST contiene todos los ingredientes de una gran novela de ciencia ficción: los motores destinados al despegue funcionarán con biocarburantes a base de algas y una vez en altitud, el aparato utilizará motores parecidos a los de un cohete, que ya no funcionarán con biocarburantes, sino con hidrógeno y oxígeno, por lo que “son totalmente limpios y no emiten más que vapor de agua”, explicó Botti.

Este avión podrá subir hasta los 32 kilómetros de altitud, cuando un avión tradicional no supera los 10.000 metros. El asiento del pasajero basculará para que no tenga la impresión de estar subido en una montaña rusa.

La ventaja en ese momento es que “no se contamina, usted estará en la estratosfera, la contaminación será transparente para nosotros”, según Jean Botti.

Para el aterrizaje, el piloto cortará los motores y comenzará su descenso planeando antes de poner en marcha los motores clásicos del aparato.

Para Botti, “la solución (ecológica) está en el límite del espacio. No es un avión, no es un cohete, es un avión-cohete comercial”.

El ZESHT tendrá una capacidad para entre 50 y 100 personas y por ahora no es más que un boceto, aunque EADS ya ha previsto un calendario: una primera versión de demostración para 2020 y su puesta en servicio para 2050.

En esa época, el paisaje espacial y aeronáutico habrá ciertamente cambiado, especialmente con la llegada al sector de los países emergentes. Y EADS sólo tiene 10 años de vida, por lo que se antoja difícil hacer semejantes proyecciones.

No obstante, para un portavoz de EADS, este proyecto tiene buenas garantías de concretarse, porque las tecnologías necesarias ya están desarrolladas.

Los motores de cohete ya existen: Astrium, filial espacial de EADS, ya los diseña para el turismo espacial. Los carburantes a base de algas también están ya preparados, según el portavoz.

El proyecto ZEHST ha sido creado en colaboración con Japón y con la Dirección General de la Aviación Civil francesa.

Botti reconoce, no obstante, que esta tecnología debe avanzar paso a paso: primero pensar en aviones comerciales en base a tecnologías ecológicamente viables para 20 o 25 personas, para después pasar progresivamente a aparatos para 50, 100 y 200 personas, capacidad de un aparato de medio recorrido tradicional.