La preocupación sobre la seguridad del átomo, atizada por el grave accidente nuclear en Japón, ha llevado a Alemania y a Suiza a abandonar esta forma de producción de electricidad, pero la energía nuclear está lejos de estar acabada en Europa.
En Europa, el club de naciones nucleares lo integran 14 miembros de la Unión Europea: Alemania (17 reactores), Bélgica (7), Bulgaria (2), Francia (58), Finlandia (4), España (8), Hungría (4), República Checa (6), Holanda (1), Rumanía (2), Eslovaquia (4), Eslovenia (1), Suecia (10) y Reino Unido (19), así como Suiza (5), Ucrania (15) y la Federación Rusa (32).
El anuncio de Alemania no ha sido una sorpresa. La decisión del gobierno de Angela Merkel de cerrar sus últimos reactores en 2022 confirma un calendario adoptado en 2000.
En cambio, la decisión de la Confederación Helvética fue más sorprendente, ya que Suiza tenía previsto construir nuevos reactores.
La energía nuclear también está en el centro del debate en Bélgica con una salida planificada para 2025 y en España, con el cierre de reactores que llegan al fin de su vida útil.
Pero tanto en Bruselas como en Madrid, los dirigentes se interrogan sobre las consecuencias para el suministro.
“En caso de cierre, habrá que importar energía probablemente de Francia, y por tanto producida por el sector nuclear”, subrayó el ministro federal de la Energía, el socialista Paul Magnette.
“Alemania corre el riesgo de encontrarse con una política energética muy irregular”, dijo por su parte el ministro sueco del Medio Ambiente, Andreas Carlgren, muy crítico con la decisión de Berlín, pues para compensar, Alemania tendrá que utilizar al máximo sus centrales de carbón que generan emisiones de C02.
Suecia decidió conservar la energía nuclear y autorizó la construcción de nuevos reactores para reemplazar a los antiguos.
Seis nuevos reactores están en construcción en la Unión Europa: 2 en Bulgaria, 1 en Finlandia, 1 en Francia y 2 en Eslovaquia para una capacidad de 16,9 GWe.
Y otros 24 reactores están en proyecto: 1 en Holanda, 2 en Finlandia, 2 en República Checa, 1 en Francia, 2 en Lituania, 4 en Polonia, 1 en Eslovaquia, 2 en Rumanía y 8 en el Reino Unido.
Las decisiones de Alemania y de Suiza no parece que vayan a cambiar estos proyectos.
“No es la elección” de Francia, dijo el lunes el primer ministro francés, François Fillon.
Eslovaquia y Eslovenia también confirmaron el lunes la opción de la energía nuclear civil, ya que son muy dependientes para cubrir sus necesidades energéticas.
Sobre todo, porque Japón no pretende renunciar al átomo y China prevé 34 proyectos nuevos, de los que 26 ya están en construcción.
Pero la decisión alemana y suiza podría pesar en los debates en Polonia e Italia, donde el jefe del gobierno italiano Silvio Berlusconi tuvo que congelar sus planes para un retorno a lo nuclear, abandonado en 1987.
Los ecologistas y los socialistas del Parlamento Europeo quieren que se acelere el proceso para abandonar la energía nuclear.
Pero la Comisión Europea ha echado un jarro de agua fría a sus esperanzas. “30% de la electricidad en la Unión Europea procede del nuclear”, recordó recientemente el comisario de Energía Günther Oettinger.
Greenpeace está convencida de que las energías renovables, sobre todo la solar y eólica, pueden tomar el relevo y cubrir el 68% de las necesidades energéticas de la UE a partir del 2030 y del 99,5% en 2050.
Pero para ello se necesita que la energía nuclear ceda su acceso prioritario a las redes de transmisión eléctrica y que los Estados de la UE realicen enormes inversiones. La Comisión ha cifrado dichas inversiones en 140.000 millones para 2020 para desarrollar las simples redes de líneas de alta tensión.
“La energía nuclear es una realidad y lo seguirá siendo durante cierto tiempo”, señala la comisaria del Clima, Connie Hedegaard, resumiendo el sentimiento mayoritario en la UE.