Imagen por Joachim Bär (SXC)
Si le sorprendió que a inicios de esta semana se denunciara que la PDI estaba investigando a un niño de 3 años en Conchalí como inculpado de abuso sexual, entonces poco podría sorprender que un juez de EEUU admitiera una querella contra dos niños de 4 años, acusados de arrollar con sus bicicletas a una anciana.
El caso se remotan a abril de 2009, cuando Juliet Breitman y Jacob Kohn jugaban a correr en sus bicicletas junto a sus madres por la calle 52 en Nueva York. Durante su competencia, habrían chocado contra Claire Menagh, una anciana de 87 años que, según la demanda, resultó “seria y severamente lesionada”, al punto de fracturarse la cadera y requerir cirugía.
La mujer falleció 3 meses después, aunque por causas no relacionadas con el accidente.
Sus herederos decidieron querellarse contra los niños y sus madres, acusando que los pequeños habían actuado “con negligencia durante el accidente”.
Según narra el New York Times, el abogado de la familia de uno de los niños, argumentó que su defendido no se encontraba en ninguna actividad de carácter adulto, sino “paseando en su bicicleta con rueditas de entrenamiento en compañía de su madre”. El jurista agregó que con 4 años de edad, era demasiado joven para ser acusado de comportamiento negligente.
Sin embargo el juez de la Corte Suprema de Manhattan, Justice Wooten, aceptó la acción legal contra los niños, basándose en un caso de 1928 que establece que un menor de 4 años puede ser considerado “negligente” en su actuar.
“La sola presencia de uno de los padres no le da carta blanca a un niño razonable para involucrarse en actividades de riesgo como correr (en bicicleta) por una calle”, especificó Wooten. El magistrado agregó que a un niño al que se ha enseñado a mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, debería saber que correr sin mirar es peligroso, con o sin un padre cerca.
“El factor crucial es si los padres alientan el comportamiento de riesgo. Sólo en ese caso los niños no son responsables”, afirmó el juez.
