Fortalecer a un grupo de productores de vinos pertenecientes a un mismo territorio, destacando el origen de sus mostos y su realización artesanal, fue el objetivo del proyecto de Innovación en Marketing Agroalimentario (IMA) “Vinos de Secano de Portezuelo: Un nuevo aroma desde el Valle del Itata”.

Foto: Tribuna del Bío Bío

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La iniciativa —financiada por el Ministerio de Agricultura a través de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA)— reunió a cuatro empresas de la provincia de Ñuble en la Región del Bío-Bío, correspondiente a “Vinícola Portezuelo” con sus vinos “Trincheras de Quilo”; Mario Fernández de la Torre con “Lomas de Lonquén”; Rodrigo Villagra con su marca “Don Tomás” y la Sociedad “Llanos y Salgado” con “Maulén”.

Apoyados por el Centro de Gestión Empresarial de Ñuble (CEGE Ñuble S. A.), estos cuatro productores fueron escogidos para desarrollar un modelo de negocio orientado a la microempresa vitivinícola del Valle del Itata, donde se conjugaron su condición de producción familiar, las características ancestrales de sus cepas (como País y Moscatel) y las condiciones emergentes del valle, para la producción de vinos.

Actualmente, los vinos de la zona de Portezuelo tienen bajo valor en el mercado, baja estandarización de calidad y poca diferenciación de los productos.

Es así como la principal innovación de esta propuesta fue la estrategia de acceso al mercado objetivo, la cual se basó en ofrecer un producto tradicional, campesino, de calidad, con una buena presentación, atractivo envase y que cumpliera con toda la reglamentación vigente.

Dicho mercado está constituido por restaurantes, distribuidores de supermercados, minimarkets, hoteles y otros lugares de venta a consumidor directo de la zona centro sur y sur del país, según informó Tribuna del Bío-Bío.

Para ello, se realizó un plan estratégico que incluyó la creación de una nueva imagen a partir del desarrollo del concepto de Vinos de Secano de Portezuelo, los cuales tienen características innovadoras como envejecimiento en barricas de segundo uso.

Rodrigo Aranis, jefe del programa de Gestión Agropecuaria del CEGE Ñuble y coordinador del proyecto, indicó que “esta iniciativa aplicó avances tecnológicos y apoyo en los procesos de vinificación y estandarización de calidades para cumplir con el objetivo propuesto, que es entrar a canales de venta como cadenas de retail y restaurantes de la región”.

La Región del Bío-Bío posee actualmente 13 mil hectáreas de variedades tradicionales en base a dos variedades “País” y “Moscatel de Alejandría”, siendo esta última de propósito múltiple, puesto que es destinada a vino, uva de mesa, grapas, aguardientes y muy ocasionalmente pasas.