El gobierno afgano instó este martes a los países occidentales a revisar su política hacia Pakistán y a dejar de dar miles de millones de dólares a un país que “entrena a terroristas”, tras la filtración de archivos secretos del Pentágono que acusan a Islamabad de ayudar a la insurgencia afgana.

“A los afganos les resulta difícil ver cómo un país que recibe 11.000 millones de dólares de ayuda para la reconstrucción y sus fuerzas de seguridad entrena al mismo tiempo a terroristas” en Afganistán, declaró Rangeen Dadfar Spanta, el consejero de seguridad del presidente afgano Hamid Karzai, a propósito de Pakistán y de la ayuda civil y militar que recibe.

Spanta llamó también a las fuerzas internacionales y estadounidenses a negociar con los insurgentes directamente en las zonas tribales paquistaníes, antes de que se infiltren en el vecino Afganistán.

En un comunicado, el Consejo Nacional de Seguridad del gobierno afgano estima que los 92.000 documentos confidenciales filtrados el domingo por el sitio internet Wikileaks dejan en evidencia la incoherencia de la estrategia occidental ante los talibanes, y critica la mansedumbre de los aliados respecto a Pakistán, acusado por esos documentos de apoyar a los insurgentes.

“Afganistán siempre ha dicho que el terrorismo debería ser combatido en su lugar de origen”, explicó el Consejo Nacional de Seguridad afgano.

Por el contrario, “practicar una política contradictoria y oscura con esas fuerzas que se han servido del terrorismo para interferir y sembrar la destrucción entre sus vecinos tiene consecuencias catastróficas”, añade el Consejo.

El Consejo, al igual que Spanta, se refieren así a los servicios secretos paquistaníes (ISI), acusados desde hace tiempo por Kabul de apoyar a los talibanes ofreciéndoles refugio en las zonas tribales fronterizas, e incluso de organizar sus ataques para debilitar a Afganistán y defender los intereses de Islamabad.

Pakistán, aliado del régimen de los talibanes (1996-2001) antes de unirse a Estados Unidos cuando el derrocamiento de los islamistas por las fuerzas internacionales, niega firmemente todo apoyo a la insurgencia afgana.