Los 6 países que negocian sobre la cuestión nuclear iraní se reunieron este sábado en Nueva York para considerar un eventual endurecimiento de las sanciones contra Teherán, una perspectiva que no gusta a China, que envió un diplomático de segundo rango.
La reunión del grupo está compuesto por los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Rusia y Gran Bretaña) más Alemania.
El encuentro fue precedido por una reunión preliminar de los 4 países occidentales, indicó una fuente diplomática occidental.
“Es demasiado temprano para hacer comentarios específicos”, declaró a su llegada a los periodistas el representante ruso, Serguei Ryabov, viceministro de Relaciones Exteriores. “Rusia siempre apoyó las ‘dos vías’”; el diálogo y la amenaza de sanciones, agregó.
Llegado poco después, el representante chino, Kang Yong, consejero de la misión china en la ONU, no hizo declaraciones.
Según una fuente diplomática de la ONU, no se espera nada espectacular de este reencuentro, tras meses de esfuerzos infructuosos y la pausa de las fiestas.
“La reunión (del sábado) es útil e importante”, defendió la víspera Philip Crowley, portavoz del departamento de Estado, aunque “no espero que salga una decisión particular de esa reunión”, agregó.
Estadounidenses y europeos son los más interesados en pedir nuevas sanciones internacionales contra Teherán, que ya es objeto de varias resoluciones de la ONU, y al que acusan de llevar a cabo actividades militares bajo la cobertura de una programa nuclear civil.
China, que mantiene estrechos lazos comerciales con Irán, aboga sin embargo por continuar con el diálogo, respaldado en cierta medida por Rusia.
El régimen del presidente ultra conservador iraní, Mahmud Ahmadinejad, juega al gato y el ratón con la comunidad internacional desde la revelación en septiembre de la existencia de un segundo sitio de enriquecimiento de uranio en el país.
En otoño, Teherán pareció aceptar primeramente una oferta de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) de enriquecer una parte de su uranio en el extranjero, antes de dar marcha atrás.
Las seis potencias siguen desde entonces oficialmente las “dos vías” del diálogo y la amenaza de sanciones. Pero Washington está sumido en intensos esfuerzos diplomáticos para promover la segunda “vía” y preparar un conjunto de sanciones.
Estas afectarían especialmente a los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico del régimen. El objetivo es afectar lo menos posible a la población iraní y no ganarse la enemistad de la oposición, en la que los occidentales tienen grandes esperanzas tras su cuestionamiento de la reelección de Ahmadinejad en junio de 2009.
Estos esfuerzos parecen de momento infructuosos. La semana pasada, el embajador chino en Naciones Unidas juzgo nuevamente prematura la adopción de nuevas sanciones contra Irán, estimando que la diplomacia todavía tenía cosas por decir para convencer a la República islámica de cooperar en su programa nuclear.
China, que preside el Consejo de la ONU en enero, también decidió, sin dar explicaciones, enviar a un diplomático de segundo rango a la reunión del sábado.
Los representares de los demás países son diplomáticos de alto nivel.