Con la adopción de Internet, la China comunista permitió a millones de personas expresarse como nunca antes, pero ahora el régimen no quita los ojos de sus 360 millones de internautas y de las cada vez más activas redes sociales, una censura que llevó a Google a amenazar con irse.
En el país más poblado del mundo, con 1.300 millones de habitantes, donde el Partido Comunista lleva más de 60 años en el poder, la Red se impuso como la principal caja de resonancia del descontento social y político.
En 2009, según un informe publicado por la Academia de Ciencias Sociales de China, los temas difundidos en la Red eran recurrentes: “protección de los derechos de los ciudadanos, supervisión de la fuerza pública, preservación del orden público y promoción de la moral pública”.
Encabezaba la lista la historia de una joven acusada de asesinato que evitó ser procesada gracias a la movilización de los internautas.
Los investigadores chinos Zhu Huaxin, Shan Xuegang y Hu Jiangchun hablan de la emergencia de una “nueva clase de los que dan su opinión”, con considerable influencia.
Pero el gobierno se anda con cien ojos para evitar los deslices y detectar los atisbos de hostilidad.
En 2009 cerró decenas de miles de páginas web en nombre de la lucha contra la pornografía, detuvo a más de 5.000 personas y bloqueó muchas redes sociales y plataformas blogueras: Youtube en marzo, Blogsport y Blogger en mayo, Twitter y Facebook en julio, cuando estallaron los disturbios sangrientos de la provincia occidental de Xinjiang, donde llegó a “desconectar” Internet.
“Esto demuestra bien el vínculo que establece el poder entre Internet y los peligros de explosión” social, afirma Renaud de Spens, experto en comunicación.
“Los sitios internet web 2.0 hacen circular el flujo de información, lo que significa que los ciudadanos obtienen información más rápido que el gobierno”, explica Michael Anti, uno de los blogueros más conocidos en China.
En un artículo publicado en diciembre, el ministro de Seguridad Pública (policía), Meng Jianzhu, estima que “Internet se ha convertido en un medio poderoso de las fuerzas hostiles a China para llevar a cabo actividades de sabotaje y de infiltración”.
Jeremy Goldkorn, analista de Internet en China, asegura sin embargo que la mayoría de los internautas consultan informaciones ajenas a la política, más bien de “entretenimiento”.
En este panorama de recelo y censura y ante los reiterados ataques informaticos, el motor de búsqueda Google amenazó hace dos días con retirarse del país.
Este jueves en la Red bullían los comentarios sobre su posible retirada y afluían los mensajes de apoyo al gigante estadounidense.
“No es Google el que se retira de China, es China la que se retira del mundo”, opinaba un internauta desolado en el sitio de microblogs Twitter, normalmente bloqueado.
Unos pocos daban poca credibilidad a la amenaza. “Exageran”, decía uno de ellos.
El gobierno chino se declaró este jueves favorable a las actividades en su territorio de compañías de internet internacionales que sean respetuosas con la ley.
“China acoge las operaciones conformes a la ley (china)”, declaró el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores Jiang Yu.
Un periódico, del grupo Diario del Pueblo, el órgano del Partido Comunista, advertía este jueves que si se cumpliera la amenaza saldrían perdiendo los dos: Google y China. Para el primero sería “una pérdida incalculable”, sobre todo “estratégica”, estima.
Y es que no hay que perder de vista que sus rivales, sobre todo Microsoft o Hewlewtt-Packard (HP), anunciaron que no tenían la intención de seguir sus pasos.