Algunos pasajeros y el conductor del bus del Transatiago que abordó la pequeña Maria José Esquivel, donde cayó herida de muerte al recibir una bala en su espalda, fueron parte de los testigos presentados en esta jornada por la Fiscalía.
Tanto los pasajeros como el conductor coincidieron que la mañana del 12 de abril del año 2009 no advirtieron nada anómalo al interior del vehículo de transportes, hasta que escucharon el disparo y luego advirtieron los intentos desesperados de la menor por intentar respirar.
También coinciden que los imputados del crimen salieron corriendo con el arma homicida, sin prestar ayuda a la pequeña y recriminándose por el disparo.
Según el fiscal, Hernán Soto, estos testimonios más los informes entregados por los peritos del Instituto Médico Legal concluyen que el disparo no fue un accidente, ya que los imputados tienen plena conciencia del poder de fuego del arma que portaban.
Por su parte, el Defensor Público Juan Pablo Montes, insistió que el autor del disparo portaba el arma para venderla y al mostrarlo a sus acompañantes al interior del autobus, se disparó accidentalmente.
Al finalizar la primera etapa del segundo día de audiencia, el fiscal del caso descartó que se haya intentado probar la tesis del robo con resultado de muerte que levantaron algunos medios.
Lo que sí confirmó fue que se espera que los imputados sean condenados como autores de homicidio simple, arriesgando penas entre 7 a 5 años.