El edificio más alto del mundo, llamado Burj Dubai, es el símbolo del crecimiento desmesurado de Dubai. Pero su inauguración el lunes estará opacada por las dificultades económicas del emirato que en noviembre estuvo al borde de la catástrofe financiera.
El emirato, que se endeudó a fondo para financiar proyectos faraónicos, está ahora en un proceso delicado de renegociación de su deuda y enfrenta una aguda crisis del sector inmobiliario.
Aunque el 25 de noviembre algunos llegaron a predecir la quiebra del emirato cuando pidió una moratoria de la deuda del conglomerado público Dubai World, ahora los círculos económicos se muestran más serenos.
El 14 de diciembre, Dubai fue salvado en el último minuto por Abú Dabi, el emirato más rico de la federación de los Emiratos Arabes Unidos, que le había aportado una ayuda de 10.000 millones de dólares, gracias a la cual Dubai World pudo pagar una deuda de 4.100 millones de dólares que tenía su gigante inmobiliario Nakheel.
A fines de diciembre, el grupo inició difíciles negociaciones con sus acreedores para escalonar su deuda de 22.000 millones de dólares.
Según un economista que pidió el anonimato, Dubai debería vender algunos de sus haberes inmobiliarios en el extranjero para salir del mal trago, pero no debería echar mano de sus inversiones “estratégicas” como el gigante portuario DP World o la compañía aérea Emirates.
El emirato de Dubai, cuyos recursos petroleros se agotaron, se encuentra actualmente con una deuda pública de más de 100.000 millones de dólares, según las estimaciones.
En Dubai, donde los extranjeros representan casi el 90% de la población, “50% de la gente trabaja en el sector inmobiliario y la construcción”, explicó Saud Masud, director de investigaciones para Medio Oriente del grupo bancario UBS AG.
A falta de datos oficiales, estima en más o menos 8% en 2009 el descenso de la población debido a la crisis y a la pérdida de empleo y cuenta con otra de 2% en 2010.
“Los precios de las casas bajaron un 50% en los últimos doce meses y se espera que bajen aún un 30%”, afirmó Saud Massud.
Al mismo tiempo, “la construcción en proyecto ha bajado en más o menos 80% con respecto al año pasado, y los grandes proyectos fueron postergados sine die”, indicó.
Las residencias e inmuebles vacíos forman parte ya del paisaje en Dubai y reina la incertidumbre sobre el futuro de los proyectos de construcción de nuevas islas artificiales frente a la ciudad.
Pero Dubai “no será borrado del mapa. La ciudad tiene una infraestructura única en Medio Oriente, es un centro financiero y turístico regional. El verdadero desafío es ver cómo podrá salir adelante diversificando la economía”, estimó el analista.