Exploradores polares australianos afirman haber descubierto por casualidad los restos de un avión bloqueado en el hielo de la Antártida desde 1911, uno de los primeros aparatos que voló en el mundo.
El monoplaza, primer aparato fabricado por la sociedad británica Vickers apenas ocho años después del primer vuelo de los hermanos Wright, unos de los pioneros de la aviación, había sido llevado en 1911 a la Antártida por el australiano Douglas Mawson, indicaron los exploradores.
El explorador Mawson había albergado la esperanza de efectuar el primer vuelo sobre el casquete polar de la Antártida.
Pero sus proyectos se vinieron abajo cuando el piloto que venía de Londres al mando del Vickers se estrelló en Australia durante un vuelo de prueba.
Las alas estaban tan dañadas que hubo que separarlas del fuselaje. Mawson había insistido sin embargo en utilizarlo en la Antártida como “tractor de nieve” para arrastrar sus trineos, declaró a la AFP David Jensen, explorador australiano.
“Todo esto no resultó terriblemente bien”, explicó. “Habían equipado el avión con esquíes adaptados y un timón especial colocado en la cola”.
EL motor se averió debido a la temperatura polar y Mawson dejó el avión en Cabo Denison en 1914, según Jensen, presidente de la Mawson’s Hut Foundation.
Mawson abandonó definitivamente el avión en la Antártida en 1931 después de una última visita al esqueleto del Vickers en 1929.
Equipados en particular de aparatos de resonancia magnética, tres equipos de especialistas de la Mawson’s Huts Foundation excavaron en torno al fuselaje, que fue visto por última vez en 1975 en Cabo Denison, completamente atrapado en el hielo del continente blanco.
Gracias a mareas excepcionalmente bajas, provocadas por la Luna llena y el deshielo, los exploradores australianos consiguieron descubrir el esqueleto del aparato el día de Año Nuevo, precisó Jensen.
“Teníamos probablemente una posibilidad en un millón de reunir todas la condiciones para descubrirlo”, dijo.
El equipo se preparaba a perforar el hielo para recuperar el avión en condiciones meteorológicas particularmente duras, con vientos de 80 km/h y temperaturas bajo cero, agregó Jensen.
“Uno de los carpinteros de la fundación Mawson paseaba cerca del puerto (…) cuando en ese momento y por extraordinaria casualidad pudo ver entre las rocas el fuselaje metálico”.
“Se dice que este tipo de suerte llega sólo con ‘Luna Azul’, resultó ser así”, comentó.
La noche de San Silvestre estuvo marcada por Luna llena, la segunda del mes, un fenómeno llamado “Luna Azul”, que una expresión inglesa utiliza para designar un hecho que ocurre en muy contadas ocasiones. La última Luna azul se remonta al 31 de diciembre de 1990.
Según Jensen, el equipo de exploradores “locos de alegría” recuperó luego los trozos del fuselaje y debería llevarlos a Australia a fines de enero.
“Las piezas que encontramos vienen realmente del tractor aéreo. No pueden venir de ninguna otra cosa. Es la última parte de una pequeña parte de la historia de la aviación”.