El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, cumplió este lunes 3 meses refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, durante los cuales intentó sin éxito retornar al poder del que fue expulsado por el golpe de estado del 28 de junio.
En tanto, el tribunal electoral proclamó este lunes al derechista Porfirio Lobo -ganador de los cuestionados comicios del 29 de noviembre- como presidente electo de Honduras.
Lobo deberá asumir el 27 de enero, día en que culminaba el mandato de Zelaya, a quien los militares sacaron en pijama del país y lo llevaron en avión a Costa Rica el 28 de junio.
El depuesto mandatario ingresó a la legación brasileña el 21 de septiembre tras su regreso clandestino a Honduras.
Previo a su retorno al país, Zelaya se instaló en la zona fronteriza de Honduras con Nicaragua alentando la formación de una resistencia pacífica al gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti, al que la comunidad internacional sigue sin reconocer.
Este lunes en la embajada de Brasil Zelaya estaba acompañado por personas muy cercanas a su entorno, vigiladas desde el exterior por efectivos militares.
“Estoy firme y fuerte espiritualmente”, confesó Zelaya en una entrevista con la emisora Radio Globo.
“Enfrentando las presiones del país, los problemas que ha venido sufriendo nuestra sociedad”, agregó.
Reiteró su negativa a renunciar al poder “porque eso no estaría en consonancia con las aspiraciones del pueblo hondureño”.
Explicó que su intención es permanecer en el país para impulsar las reformas que Honduras requiere en el plano social, económico y político.
“No voy a renunciar para salir del país”, insistió el depuesto mandatario, quien “insiste” en el establecimiento de “un diálogo nacional a fin de que Honduras no abandone el proceso de reformas que ocupa”.
Zelaya dijo que el gobierno de Lobo, elegido en las urnas en unos comicios que no han sido reconocidos por buena parte de la comunidad internacional, debe dialogar con todos los sectores y encauzar las reformas que él pretendía implementar desde la Presidencia.
Junto a la victoria de Lobo, el Tribunal Supremo de Elecciones proclamó a los legisladores elegidos en los comicios de noviembre, en una declaración transmitida por cadena de radio y televisión.
El 2 de diciembre, el Congreso hondureño votó en contra de la restitución de Zelaya en el poder. El acuerdo suscrito el 30 de octubre entre los representantes de Zelaya y los de Micheletti, dejó en manos del Congreso su futuro político.
También contemplaba la creación de un gobierno de “unidad y reconciliación”, que no se ha materializado.
Zelaya, un derechista que dio un giro hacia la izquierda, se niega a pedir asilo para salir del país, lo que implicaría renunciar a su mandato presidencial.
Micheletti, que ha reiterado que no renunciará como lo demanda la comunidad internacional para reconocer las elecciones, insiste en que Zelaya puede salir de Honduras sólo en condición de asilado y se negó a concederle hace dos semanas un salvoconducto para que viajara a México.
Lobo propone la salida de Zelaya del país y la renuncia de Micheletti, con el fin de que la comunidad internacional reconozca su gobierno y Honduras acceda de nuevo a la ayuda financiera congelada por el golpe.