El jefe del gobierno italiano Silvio Berlusconi, de 73 años, abandonó el hospital de Milán donde era atendido después de haber sido agredido el domingo en la noche por un desequilibrado, constataron los periodistas de la AFP.
Berlusconi no abrió el cristal ahumado de su automóvil pero saludó con la mano a los periodistas. Llevaba un apósito en la nariz y una gruesa compresa en la parta izquierda del rostro.
Más de cincuenta periodistas y curiosos se habían reunido delante de la valla de entrada, a menos de 100 metros del edificio del cual partió el cortejo donde iba el presidente del Consejo italiano.
Berlusconi, de 73 años, debería ser llevado directamente a su residencia de Arcore, a unos quince kilómetros de Milán, para su convalecencia que debe durar dos semanas, según recomendaciones de su médico personal.
“Buen regreso a casa” podía leerse en una banderola colocada en una valla cercana a la entrada de la residencia de Berlusconi cuyas vías de acceso son estrechamente vigiladas por la policía.
Las fuerzas de orden mantenían a varios cientos de metros de distancia a los fotógrafos y equipos de televisión que ya estaban en el lugar.
Berlusconi debió pasar cuatro noches en el hospital San Raffaele de Milán a pesar de un pronóstico inicial que señalaba entre 24 y 36 horas de observación debido, según su médico personal, Alberto Zangrillo, a dolores persistentes en el rostro, donde recibió el impacto y a antiguos problemas cervicales reanimados por la agresiónñ.
El domingo en la noche, al terminar un mitin político, Berlusconi fue alcanzado en pleno rostro por un proyectil, una réplica miniatura de la catedral de Milán, lanzada contra él por un hombre de 42 años, atendido desde hace diez años por trastornos mentales.
El diagnóstico después de la agresión dio cuenta de una fractura de la nariz, una herida en el labio superior y 2 dientes fracturados.