“Si yo soy obstáculo me hago a un lado, pero sí exijo que se haga a un lado este señor” Zelaya, sentenció Micheletti en una reunión con una misión de cancilleres y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, en la Presidencia.

Fuente: Agencia AFP

Desafiante, Micheletti advirtió que “no hay forma” de detener las elecciones del 29 de noviembre, las cuales se niega a reconocer la comunidad internacional si Zelaya, depuesto por un golpe de estado el pasado 28 de junio, no vuelve al poder y son celebradas bajo el gobierno de facto.

“Solamente que nos manden un ataque y que nos invadan, es la única forma en que las van a detener”, remarcó el presidente de facto en la sesión transmitida por la televisión local para todo el país.

Asimismo reiteró sus acusaciones contra Zelaya de supuesta corrupción y advirtió a la OEA que su gobierno resistirá política y económicamente, pese a las medidas de presión, como el congelamiento de créditos.

Micheletti subió el tono de confrontación, que había bajado antes de que llegaran los cancilleres a instalar este miércoles el diálogo entre delegados de ambas partes, con la esperanza de lograr un acuerdo para poner fin a la crisis institucional.

Sus palabras cayeron como un balde de agua fría en la mesa. Más temprano Insulza les había pedido negociar sin “intenciones ocultas”: “No estamos aquí para hacer recriminaciones mutuas, ni para un debate histórico. Estamos para encontrar soluciones concretas a una situación que ya no puede prolongarse”, dijo.

En Presidencia, el canciller salvadoreño, Hugo Martínez, dijo a Micheletti que se estaba privando a Honduras y a la región de un “comercio adecuado y de los beneficios del turismo y la cooperación internacional”. “Reflexionemos sobre el impacto de esto”, dijo.

Al concluir la reunión, Insulza y los cancilleres partieron de inmediato a reunirse con Zelaya en la embajada de Brasil, donde se refugia desde que regresó en secreto a Honduras del exilio el 21 de septiembre.

El diálogo se instaló con el Acuerdo de San José sobre la mesa, el plan del mediador y presidente costarricense Oscar Arias, que establece la restitución de Zelaya como prioridad, y propone la conformación de un gobierno de unidad y una amnistía.

“Insistimos en la necesidad de mantener posiciones firmes e indeclinables ante las maniobras del régimen de facto que pretende prolongarse en el poder”, dijo el derrocado mandatario desde la embajada, previo a la intervención de Micheletti.

Zelaya, quien siguió por radio e internet la instalación del diálogo, aseguró que no podía “negociar los principios”, sólo los procedimientos sobre “cómo cumplir la restitución” y pidió ser reinstalado antes del 15 de octubre como un tiempo prudencial para organizar los comicios.

Asimismo pidió al subsecretario de Estado norteamericano para América Latina, Thomas Shannon, que integra la mision de la OEA en Tegucigalpa, hacer “valer” la posición política del presidente Barack Obama y de la secretaria de Estado, Hilary Clinton.

“Queremos desesperadamente que Honduras regrese a la OEA, y entendemos su deseo de usar las elecciones para ese propósito, pero que sea de una manera que nosotros creemos debe ser respetuosa, a la vez que esperanzadora”, dijo Shannon en el encuentro con Micheletti.

Esta es la 2º misión de cancilleres que impulsa un arreglo en Tegucigalpa, tras fracasar en agosto pasado.

Mientras las pláticas seguían en un exclusivo hotel, fuertemente resguardado por policías y militares, afuera los antimotines reprimieron una manifestación de zelayistas cerca de la embajada de Brasil.