La amenaza de ataques sangrientos de los rebeldes talibanes se cierne como nunca sobre las elecciones presidenciales y provinciales del 20 de agosto en Afganistán, lo que hace temer una abstención masiva del electorado en las urnas y, por lo tanto, unos resultados poco creíbles.

Ocho años después del comienzo de la intervención militar internacional que los expulsó del poder, y pese a la presencia de 100.000 soldados extranjeros, los talibanes ganan terreno en el país, reconoció el comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, general Stanley McChrystal.

Los talibanes llamaron a los afganos a boicotear estas elecciones, que consideran una impostura orquestada por Estados Unidos, y a alzarse en armas contra los “invasores”.