La frecuencia con la que cede imágenes polémicas, le ha otorgado titulares a nivel mundial.

Boris Johnson lo hizo de nuevo. Esta vez, sorprendentemente no para mal.

Desde que se dieron a conocer los sondeos a boca de urna, al cierre de los colegios electorales, los resultados de las elecciones en Reino Unido hablaban de una aplastante victoria del líder conservador, quien le dio un giro a su estrategia para convencer al electorado de que la Cámara de los Comunes debía estar controlada por su partido para darle una salida viable al Brexit.

¿Echando a perder se aprende?

El Brexit “por la vía rápida” significaba, entre otras cosas, dejar desprotegida a Irlanda e Irlanda del Norte que no tienen una frontera que los divida, dando vía libre a mercadería y más, sin controles aduaneros como un solo territorio. Irlandeses y norirlandeses circulan también sin una línea divisoria.

Lo anterior es posible tras el histórico acuerdo de Viernes Santo (1998) que puso fin al sangriento conflicto armado en territorio norirlandés y el desarme del IRA (Ejército Republicano Irlandés) cuya consigna principal era independizarse de los británicos.

El enfrentamiento de los unionistas (probritánicos protestantes) y los republicanos norirlandeses (católicos) dejó al menos 3.600 muertos en 3 décadas.

El error de Theresa May, al punto de costarle el cargo de primera ministra, fue no dejar claras las reglas del juego para un territorio con un pasado endeble. Así mismo, como parte de su “acuerdo blando” con la UE, fijó un pago millonario a este bloque para solventar las pérdidas comerciales que vinieran con la salida británica del mismo. Con los contratos en materia agrícola, por ejemplo, y otros compromisos medio ambientales, el pago sería una especie de mantención para un sonado divorcio.

Al asumir Johnson, adoptó una postura de “acuerdo duro” y dijo que no entregaría ninguna indemnización a la Unión Europea. De esa forma buscaba el apoyo que los parlamentarios negaron a May, pero tampoco el acuerdo del nuevo premier les convenció.

May ya era una víctima política del Brexit. Su sucesor, Johnson, como parte de su estrategia, tomó decisiones arriesgadas para su acuerdo de divorcio con la Unión Europea.

Tolga AKMEN / AFP
Tolga AKMEN / AFP

En agosto pasado, sorprendía a la opinión pública mundial, tras suspender al parlamento británico para evitar que este lo obligara a pedir una prórroga del Brexit. Lo que los parlamentarios no querían, era que el polémico premier ejecutara un divorcio con el bloque europeo, sin un acuerdo.

Lo criticaron por buscar una salida a como diera lugar, sin resolver la letra chica del acuerdo y dejar las reglas claras para Irlanda e Irlanda del Norte.

Fue entonces cuando Johnson recibió el revés de la Suprema Corte quien declaró ilegal la suspensión del trabajo parlamentario. Para ese entonces la imagen del periodista de profesión y polémico líder conservador, lo hacía mostrar una cara autoritaria e intransigente con sus rivales y hasta con una veintena de sus compañeros conservadores que no respaldaron su acuerdo de Brexit.

Johnson tuvo que enviar dos cartas a la UE pidiendo una extensión del Brexit para enero 2020, porque ya no iba a ejecutarse en noche de brujas. Pero no firmó la misiva. Adjuntó otro escrito el cual sí rubricó y en ese, le decía al bloque que no estaba de acuerdo con la prórroga que le obligaron a pedir.

Agencia France-Presse
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La nueva estrategia de Johson: no ser hostil

Con los errores cometidos al suspender al parlamento y al recibir el tirón de orejas de la Suprema Corte, todo parecía perdido para el que es comparado con Donald Trump a la hora de actuar y sobre todo gobernar.

En lo que se puede denominar como el primer gran acierto de Boris Johnson, se encuentra haber convencido a los parlamentarios de adelantar las elecciones para comenzar a zanjar el estancado Brexit. Sí, al mismo parlamento que rechazó 3 veces un acuerdo para salir del bloque europeo.

De ahi en adelante, vino lo que parecía un reajuste en la forma de llamar al electorado británico a depositar su voto de confianza en los conservadores.

Medios británicos como The Guardian, fueron de los primeros en analizar cómo logró Johnson los resultados a simple vista favorables en las urnas.

Liderados por Jeremy Corbyn, los laboristas centraron su campaña en el impacto de nueve años de austeridad en los servicios públicos y los riesgos para el NHS (Servicio Nacional de Salud) de un acuerdo comercial con la Casa Blanca.

Johnson y Corbyn / Agencia France-Presse
Johnson y Corbyn / Agencia France-Presse

Con Reino Unido fuera de la UE, Estados Unidos prometió acuerdos comerciales ágiles con el gobierno de Johnson, pero la oposición británica advertía que Washington podría exigir a Londres la apertura de su sistema público de salud a empresas privadas estadounidenses. El premier británico se apresuró a desmentirlo.

Johnson no la tuvo fácil. En plena campaña circuló la imagen de un niño de 4 años que dormía en el piso de un hospital en Leeds.

The Mirror
The Mirror

En materia de seguridad fue acusado de politizar el asesinato de dos jóvenes en el puente de Londres a inicios de diciembre, a manos de Usman Khan. Se trata de un terrorista de 28 años, liberado antes de cumplir una condena.

Los laboristas acusaron al premier británico de hacer campaña con el tema tras asegurar en TV: “Si le condenan por una infracción terrorista grave, tendrá que haber una condena obligatoria mínima de 14 años y algunos no deberían salir”.

Hasta en el Partido Laborista el plan contra su rival fue percibido como inadecuado. Demasiada presión sobre ‘el enemigo’, aflojó su estrategia.

“Get Brexit Done” o “Hagamos el Brexit”, fue el lema de la campaña de los conservadores. A juzgar por su táctica, se enfocaron en explicarle al electorado por qué era necesario completar el acuerdo de divorcio de la mano de su partido.

ABC.ES
ABC.ES

El hartazgo de los británicos habría jugado un punto a favor de Johnson. La agencia de noticias France-Presse citó a tres electores. Uno de estos reconoció que estaba cansado de no ver avances en el tema, más que cautivado por los conservadores.

“Voy a votar por los conservadores sólo para completar el Brexit, pese a que estoy en contra, pero tenemos que salir adelante y dar claridad a las empresas”, declaró Steve Banham, un londinense de 50 años.

Colin Anderson, de 41 años, apuntó a que “el medio ambiente o la economía hayan quedado de lado” en la elección dominada por el Brexit.

“La indecisión me acompañó hasta el último minuto. Finalmente voté por la opción menos mala”. Agregó Tippy Watson, de 53 años. No reveló a quien dio su voto.

ANDY BUCHANAN / AFP
ANDY BUCHANAN / AFP

¿Qué sigue para completar el Brexit de Johnson?

La aritmética para que los parlamentarios respalden un acuerdo de Brexit es clara: 326 votos necesita Johnson. El sondeo a boca de urna ya le auguraba desde anoche una mayoría absoluta conservadora en el parlamento y situaba la victoria en 368 escaños obtenidos, versus 191 de los laboristas.

650 escaños conforma la Cámara de los Comunes. Durante la madrugada de Chile, con 613 escrutados, los conservadores confirmaban 337 puestos, contra 200 de los liberales.

Se trata, según medios británicos, del triunfo más significativo desde la tercera victoria electoral de Margaret Thatcher en 1987.

“Ha ganado una gran mayoría, la mayoría conservadora más amplia desde Margaret Thatcher, si esta encuesta es correcta. Ha sido en gran medida su elección con él en el centro. No ha visto gran parte del gabinete y su apuesta, al llamar a esta elección arriesgada, habrá valido la pena si esto es correcto”, decía a The Guardian el excanciller conservador George Osborne.

Con los números más que a su favor, permitiría a Johnson aprobar su acuerdo de Brexit a principios del año nuevo, de modo que Reino Unido dejaría formalmente la UE en enero.

El premier británico no puede detenerse mucho tiempo a celebrar su triunfo en las elecciones generales. Debe nombrar cuanto antes a su nuevo gabinete. Lo más importante, sin embargo, es entregar un acuerdo de Brexit al parlamento para que sea votado y cumpla con la prórroga que vence a inicios de 2020.

No todo está servido en bandeja de plata. El acuerdo debe ocuparse de la antes mencionada “letra chica”.

Sin embargo, con una mayoría asegurada en el parlamento, Johnson ya no está a merced de mendigar los votos de opositores políticos como los del irlandés Partido Unionista Democrático que, liderado por la infranqueable Arlene Foster, con sus 10 votos negados al premier, hizo posible que en el pasado no sellara su acuerdo de Brexit, al que Foster consideraba perjudicial para Irlanda.

Las semanas que vienen en territorio británico, seguirán siendo intensamente interesantes para el mundo, que vio con asombro a un polémico Johnson, caer en 4 patas.

Tolga AKMEN / AFP
Tolga AKMEN / AFP