La actriz estadounidense Felicity Huffman se reportó este martes en la prisión federal en Dublin, a 56 km de San Francisco, para comenzar a cumplir su polémica condena de 14 días de prisión.

La sentencia de la protagonista de Desperate Housewives llegó luego que se declarase culpable de pagar para falsificar el examen de ingreso universitario de su hija mayor, Sophia Grace Macy.

Tras las dos semanas en Dublin, una prisión de mínima seguridad, la artista pasará un año en libertad condicional y deberá pagar una multa de 30.000 dólares, según informó la agencia de noticias AFP.

Huffman fue una de las 50 personas acusadas de sobornar a universidades de élite para que aceptaran a sus hijos, independientemente de sus habilidades y logros académicos.

Agence France-Presse
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Según explicó el FBI en ese momento, se trataba de una red de padres adinerados que pagaron miles de dólares a un hombre de California que aumentó las posibilidades de sus hijos de ingresar a establecimientos de prestigio como Yale, Stanford y del Sur de California (USC).

El hombre contrataba a otros estudiantes más preparados para tomar los exámenes de admisión, y sobornaba a los administrativos para cumplir con su propósito.

El jefe del esquema fue identificado como William Rick Singer, quien habría recibido unos 25 millones de dólares en coimas y llegó a cobrar hasta 6,5 millones de dólares. Tras destaparse el escándalo, se declaró culpable y cooperó con las autoridades revelando información y datos de sus clientes.

La otra emblemática acusada

Además de Huffman, otro de los nombres entregados por el hombre fue el de la también actriz Lori Loughlin, conocida en los años 80 como Rebecca Donaldson en la serie familiar Full House.

Loughlin y su esposo, el diseñador de modas Mossimo Giannulli, fueron acusados de pagar medio millón de dólares para que sus hijas Olivia (19) e Isabella (20) fueran incluidas en el equipo de remo de la USC y así facilitar su ingreso a la universidad. Pese a que ninguna jamás había practicado esta disciplina, se presentaron imágenes retocadas digitalmente de ellas junto al equipo.

El caso de Loughlin es aún más llamativo debido a que su hija Olivia, una destacada influencer y youtuber, había señalado en más de una oportunidad que ella no quería asistir a la universidad y que sus padres la estaban obligando.

“Ellos realmente querían que fuera, porque ninguno de ellos pudo ir a la universidad. Estoy feliz de que me hayan hecho ir”, aseguró durante una entrevista con el programa Zach Sang Show. “Suena terrible… (en realidad mis padres) no me obligaron a ir. Mi hermana va a la misma universidad y somos inseparables, así que fue lindo seguir sus pasos”, añadió.

Más tarde aseguró en su canal de Youtube que quería vivir la experiencia universitaria de ir a fiestas y encuentros deportivos. “No sé a cuánto asistiré en la universidad, pero entraré y hablaré con mis decanos y con todos, y espero poder intentar equilibrar todo… Pero sí quiero la experiencia de cosas como los días de partidos, las fiestas… Realmente no me importa la escuela, como todos ustedes saben”, añadió en el clip que luego eliminó.

A diferencia de Huffman, Loughlin y su esposo se declararon “no culpables” de lavado de dinero y renunciaron a su derecho de aparecer ante un juez para ser formalmente acusados, consignando su declaración por escrito ante el tribunal de Boston que sigue su causa.

Tras destaparse el escándalo, el canal Hallmark terminó su contrato con Lori, quien era uno de sus rostros más destacados. Por su parte, Netflix también decidió no seguir trabajando con ella en Fuller House, la nueva versión de Full House.

Por su parte, Olivia perdió todas sus colaboraciones y asociaciones con diferentes marcas y fue duramente criticada en redes sociales.

Siempre hay un chileno

El empresario chileno Agustín Huneeus Jr. también se vio involucrado en el caso, y al igual que Huffman, admitió haber pagado $300 mil dólares para asegurar un cupo a su hija en la University of Southern California.

El acusado de 53 años es el presidente de la empresa Huneeus Vintners, la cual está ubicada en el Valle de Napa, California. Además, es hijo de Agustín Huneeus, un personaje destacado en la industria del vino en los años 60 como co-propietario y gerente de Concha y Toro.

De no haberse declarado culpable, el empresario arriesgaba hasta 20 años en prisión, una multa de $250.000 dólares y tres años de libertad vigilada.

Anteriormente se supo que Laura Smith, agente especial de la unidad de delitos económicos del FBI, acusó que el chileno pagó a la persona que ayudó a su hija tomar el SAT Reasoning Test, examen usado para la admisión universitaria en Estados Unidos. Todo indica que esta persona corrigió las respuestas después de que la joven completara la prueba.

Agustín Huneeus Jr.
Agustín Huneeus Jr.

Además, la investigación señala que Huneeus Jr. fingió que su hija era una estrella de waterpolo en la secundaria para que así recibiera mayor puntaje. Y no sólo eso, ya que habría pagado a la directora atlética asociada y al entrenador de la disciplina de la Universidad del Sur de California.

“Tu entiendes que (mi hija) no es digna de estar en ese equipo”, y “¿hay algún riesgo que esto me explote en la cara?” son algunos de los mensajes que el empresario chileno envió a su contacto.

El pasado 4 de octubre, el hombre fue sentenciado a cinco meses de prisión, una multa de $100.000 dólares y 500 horas de servicio comunitario. Esta es la condena más larga entregada hasta el momento entre los padres procesados.